¿Acaso no es éste el testimonio que tenemos que dar, viviendo cada uno como resucitados, viviendo la dinámica social trinitaria como Iglesia (un trozo de humanidad redimida y resucitada) para que los demás de millones de personas que no han conocido la Revelación puedan decir: «Ciertamente, la vida de los cristianos es más bella, más satisfactoria, más gratificante, más creativa que la nuestra»?
¿O deberíamos considerar como soñadores a Lucas en los Hechos y al Autor de la Carta a Diogneto cuando escribe que la vida de los cristianos, aun desarrollándose en la tierra, «revela las leyes extraordinarias y verdaderamente paradójicas de su república espiritual»?
SILVANO COLA
Scritti e testimonianze
Gen's, Grottaferrata 2007, p. 115
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