jueves, 31 de diciembre de 2009

31 de diciembre - Cuando entre nosotros está Jesús

Me preguntaréis: «¿Existen personas tan miserables que no deseen a Cristo en medio de ellos?». Sí, nosotros mismos, nosotros que estamos en lucha unos contra otros.
Quizás alguno replicará en modo irónico: «¿Qué dices? ¡No ves que estamos todos bajo el mismo techo, dentro de la misma iglesia (…) y orando en común (…)! ¿Cuál división ves entre nosotros?»
Aquí ninguna, pero cuando nuestra asamblea ha concluído, el uno critica al otro (…). Desconfiando los unos de los otros, nos tememos recíprocamente, hablamos al oído del vecino y si vemos acercarse a un tercero nos hundimos de nuevo en el silencio y cambiamos el discurso. (…)
«No hacemos esto para dañar a los demás - diréis - sino para protegernos». Es precisamente eso lo que me duele: viviendo entre hermanos, sentimos la necesidad de estar en guardia para no ser heridos, y consideramos una necesidad tomar tantas precauciones (…).
«Mas – dirás – yo he sido ultrajado». Si tu prójimo te ha injuriado, pide a Dios que tenga misericordia de él. Es tu hermano, un miembro de tu cuerpo; él está invitado a la misma mesa, como tú.

San Juan Crisóstomo
Homilía 8 sobre la Carta a los Romanos 8

miércoles, 30 de diciembre de 2009

30 de diciembre - Comunidad de hermanos

¿Están unidos los fieles en el amor, en la caridad de Cristo? Ciertamente esta es una parroquia viva; aquí está la verdadera Iglesia; puesto que es fecundo, entonces, el fenómeno divino-humano que perpetúa la presencia de Cristo entre nosotros (…).
¡Oh cuán estupendo sería que nuestras parroquias demostraran bien lo que debe ser la sociedad cristiana! Esto es: gente, antes desconocida, grupos diferentes por sus costumbres, educación, origen, edad, etc., que, encontrándose en la iglesia, se revelan y se sienten núcleos de hermanos. Se vuelven amigos, de dan la mano el uno al otro, no hablan mal del prójimo y buscan en cambio, donde hay un enfermo para asistirlo, donde un desempleado para socorrerlo, dondequiera, en una palabra, hay una acción buena que cumplir en favor del prójimo, tener enseguida corazón y compromiso para decir: aquí está Cristo que nos llama.
Recordad la solemne palabra de Cristo: «Os reconocerán en verdad como mis discípulos, si os amáis unos a otros»; si ha de vibrar la simpatía querida más que vivida, creada por nosotros más que espontánea, con esa amplitud de corazón y esa capacidad de generar el cristo en medio nuestro, que se deriva precisamente del sentirnos unidos en él y por él.

Paolo VI
A la parrocchia de S. Maria Consolatrice
Insegnamenti/2, Città del Vaticano 1964, pp. 1072-1073
(La traducción es nuestra)

29 de diciembre - Lo que vale más

Si estamos unidos, Jesús está entre nosotros. Y esto vale.
Vale más que cualquier otro tesoro que pueda poseer nuestro corazón: más que la madre, más que el padre, más que los hermanos, más que los hijos.
Vale más que la casa, más que el trabajo, más que la propiedad; más que las obras de arte de una gran ciudad como Roma, más que nuestros negocios, más que la naturaleza que nos circunda con flores y prados, el mar y las estrellas: más que el alma.
Es él, que inspirando a sus santos con sus eternas verdades, hizo época en cada época. También ésta es su hora: no tanto la de un santo, sino de él; de él entre nosotros, de él vivo en nosotros, constructores - en unidad de amor - de su Cuerpo místico.

Chiara Lubich
Scritti Spirituali/1
Città Nuova, Roma 19913, p. 50
(La traducción es nuestra)

28 de diciembre - La Iglesia: espacio del Cristo

Para abrirse y acoger la presencia de Cristo como clave para vivir en misterio de la Iglesia, es necesario que pongamos en práctica entre los creyentes esa apertura y ese don recíproco gracias a los cuales se puede realizar la promesa de Jesús: «Donde dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (cf Mt 18, 20).
Sinceramente hay que esperar, en este albor del tercer milenio, que nuestro camino de fe en el espacio pneumático del Cristo presente se haga para nosotros evento renovado de esta presencia: que sea él, el Señor Crucificado y resucitado, quien encienda nuestros corazones, nos abra los ojos, ilumine nuestras inteligencias, fortalezca nuestras voluntades: «Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, sean también ellos uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Gv 17, 21).

Piero Coda
Egli è vivo!
Città Nuova, Roma 20062, p. 102
(La traducción es nuestra)

27 de diciembre - Solidaridad entre sacerdocio y familia

El sacerdocio debe santificar a la familia; la familia debe alimentar al sacerdocio. Y ambos se corresponden para bien o para mal: cuanto más se eleva la dignidad de la familia más se dignifica el sacerdocio; y decae el sacerdocio cuanto más decadente es el aprovisionamiento de reclutas desde la familia.
Eliminen la acción del sacerdocio y tendrán la descomposición de las familias por adulterio, divorcio y aborto; quiten la castidad familiar y no tendrán más sujetos dignos de enviar a los seminarios o a las casas de formación religiosa. O se sostienen recíprocamente o caen juntos: rige entre los dos una solidaridad humana y divina.
Si nosotros laicos, viéramos de nuevo al sacerdocio y al estado religioso en esta luz, reabriremos las puertas de nuestras casas al soplo íntimo de la Iglesia, que es el Espíritu de Dios. Quitemos las barreras interpuestas al fluir de la vida moral y espiritual y revivamos no sólo energías marginales de la Iglesia sino su totalidad.

Igino Giordani
Laicato e sacerdozio
Città Nuova, Roma 1964, p. 149
(La traducción es nuestra)

sábado, 26 de diciembre de 2009

26 de diciembre - Hacer "ver" a Cristo

Sabemos cómo muchos de nuestros contemporáneos dicen: «Cristo sí, la Iglesia no». No ven el vínculo entre Jesús y la Iglesia. No se dan cuenta de su presencia en ella. Y sin embargo, ¿qué es, y qué querría ser la Iglesia, sino aquella que manifiesta el rostro del Señor en medio del mundo?
Viene a la mente el Cura de Ars, pastor humilde y muy sencillo. Cuando llamaron a un campesino para dar testimonio sobre él dijo: «He visto a Dios en un hombre».
Y viene a la mente la Madre Teresa de Calcuta, en la inmensurable multitud del día de su funeral, seguí su cuerpo mortal. Cristianos, hindúes, musulmanes , todos advertían en ella la fascinación de Jesús.
Son realmente preciosos estos grandes testigos de la presencia de Cristo. Y tenemos que agradecer al Señor por ellos.
Pero, en nuestro tiempo tan complejo y tan necesitado de salvación, urge que en la Iglesia entera se vea Cristo, que toda ella irradie la presencia de él.



Card. François-Xavier Van Thuan

Testimoni della speranza
Città Nuova, Roma 200810, pp. 177-178
(La traducción es nuestra)

viernes, 25 de diciembre de 2009

25 de diciembre - Navidad cada día


¡Es Navidad!
El Verbo se hizo hombre
y encendió el amor en la tierra.

¡Es Navidad!
Y quisiéramos que este día
no tuviese nunca ocaso.
Enséñanos, Señor, cómo perpetuar
tu presencia espiritual entre los hombres.

¡Es Navidad!
¡Que tu amor encendido sobre la tierra
queme nuestro corazones y nos amemos como quieres tú!
Entonces estarás entre nosotros.

Y, si nos amamos, cada día puede ser Navidad.




Chiara Lubich
E torna Natale…
Città Nuova, Roma 1997, pp. 78-79

jueves, 24 de diciembre de 2009

24 de diciembre - Encuentro con Dios en los límites

En Navidad la Palabra se ha hecho carne, Dios se ha hecho hombre. Y eso significa, Dios en mis límites - en mis límites Dios. Mis limitaciones, mi fracaso, mis inseguridades son el lugar de Dios en el mundo. El se encargó de cuidar de todo eso, ha aceptado todo eso... (...)
Donde toco mis límites, allí lo toco de hecho a él, allí no hay motivo para tener menos esperanza, sino más esperanza. Aceptar mis límites significa aceptarlo a él, aceptar a Dios en mis límites.
Y al mismo tiempo en mis límites: ¡Dios! Lo que puedo dar a los demás en mis límites, es infinitamente menos de lo que necesitan y de lo que piden. Y, sin embargo, en estos límites míos está Dios, que en ellos se dona cuando me dono. A través de su encarnación - bien entendida - yo me vuelvo “sacramento” para él, signo operante en el cual él se comunica y se extiende en nuestro mundo.

Klaus Hemmerle
Carta natalicia 1993

miércoles, 23 de diciembre de 2009

23 de diciembre - Recíprocamente responsables

Por razón de la misma comunión en el sacerdocio, siéntanse los presbíteros especialmente obligados para con aquellos que se encuentran en alguna dificultad; ayúdenles oportunamente como hermanos y aconséjenles discretamente, si es necesario. Manifiesten siempre caridad fraterna y magnanimidad para con los que fallaron en algo, pidan por ellos instantemente a Dios y muéstrenseles en realidad como hermanos y amigos.

Presbyterorum ordinis 8

martes, 22 de diciembre de 2009

22 de diciembre: El desafío del mañana

Los sacerdotes están llamados a abrirse al diálogo con los demás sacerdotes, sobre todo con los más solos, los más pobres, los que están en prueba. Deben establecer con cada uno una relación constructiva, (…) llegar a ser con ellos un corazón y un alma sola. Y todo ello no es sino a beneficio de la entera diócesis.
Por la unidad entre los sacerdotes, por la presencia de Jesús en medio de llos, de Jesús resucitado (…) las parroquias ganarán y también los seminarios, las escuelas, las misiones y todas las obras apostólicas.
Aún más, esta unidad es una garantía del mañana de la Iglesia. ¿A quién miran los jóvenes que Dios puede haber llamado a la misma vocación para entender cómo será el porvenir al servicio de Dios y de los hombres? Ellos ven en los actuales sacerdotes su deber ser y a menudo se hacen acompañar de ellos como de su futura familia.


Chiara Lubich
Il sacerdote oggi, il religioso oggi
Gen’s 12 (1982/6) p. 5

(La traducción es nuestra)

lunes, 21 de diciembre de 2009

21 de diciembre: EL desafío del individualismo



La vida común compromete por entero a la persona y por esto se distingue de un mero grupo sicológico (tipo club deportivo, asociación civil o religiosa, sindicato, etc.), el cual se constituye de individuos que se asocian en vista de finalidades particulares y que por eso interactúan limitándose a los intereses comunes que se persiguen (…) de tal modo que para todo lo demás (ideologías, afectividad, religiosidad) cada uno permanece cerrado en sí mismo, celoso de la propia privacidad
El estar juntos entre sacerdotes puede correr precisamente este riesgo: que en vez de formar una comunidad donde la ley de la comunión entre las personas tenga el primer puesto, vivan como un grupo de individuos que están juntos accidentalmente en vista del idéntico objetivo que buscan alcanzar, pero sin interactuar, sin confrontarse sobre los demás aspectos de la propia vida, y por tanto atrofiando el propio yo interior, que se hace inaccesible para los demás. Es individualismo, enmascarado por el hecho de vivir juntos, juxtapuestos, mas no comunicantes.

Silvano Cola
Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, pp. 65-66

domingo, 20 de diciembre de 2009

20 de diciembre - A pesar del totalitarismo


Después de diez años felices de sacerdocio, el regimen totalitario de mi país me quitó la licencia para ejercer el ministerio. Fui obligado a procurarme un trabajo civil, siempre vigilado por la policía estatal con la intención de aislarme de todos.
Tenía ya una profunda experiencia de comunión con sacerdotes y poderla continuar en aquellos años fue mi salvación.
Nos encontrábamos una vez a la semana a pesar del grave peligro de ser descubiertos y castigados. Pero sabíamos que el valor de nuestra comunión era más grande que cualquier riesgo. En estos encuentros meditábamos a menudo la oración de Jesús por la unidad (Jn 17), y guiados y estimulados por el Concilio (PO 8) compartíamos las experiencias evangélicas que cada uno lograba vivir en su propia situación.
Ha sido gracias a la fuerza de esta unidad y de la consiguiente presencia de Jesús entre nosotros como pudimos sobrevivir. No tendría cómo subrayar con suficiente fuerza la importancia de tal experiencia, en aquellos momentos dramáticos y sucesivamente en todas las circunstancias de mi vida sacerdotal.

Card. Miloslav Vlk
Spiritualità del sacerdote diocesano
Gen’s 26 (1996) p. 12

(La traducción es nuestra)

sábado, 19 de diciembre de 2009

19 de diciembre - Presbíteros y los retos actuales

La identidad Teológica del ministerio presbiteral. El concilio Vaticano II enseña que el sacerdocio ministerial está ordenado al servicio del sacerdocio común de los fieles e que cada uno, si bien en modo cualitativamente distinto, participa del único sacerdocio de Cristo (...)
El contexto de la cultura actual: El presbítero está llamado a conocerla y a poder sembrar en ella las semillas del Evangelio, a fin de que el mensaje de Jesús llegue a constituir una interlocución válida, comprensible, portador de significativa esperanza (...)
Los aspectos existenciales y afectivos, el celibato: Una vida espiritual intensa, fundada en la caridad pastoral, que se alimenta en la experiencia personal con Dios y en la comunión con los hermanos; así también el cultivar las relaciones fraternas con el Obispo, con los demás presbíteros de la diócesis y con los laicos (…) El celibato requiere el asumir con madurez la propia afectividad y sexualidad, viviéndola con serenidad y alegría dentro de un recorrido comunitario.

Conferencia de Aparecida (2007)

Documento conclusivo

jueves, 17 de diciembre de 2009

18 de diciembre - Los rostros de la caridad

Ámense unos a otros con afecto fraterno, compitan en el estimarse recíprocamente.
Alegrense con quienes están alegres, lloren con quienes lloran.
Tengan los mismos sentimientos unos con otros; no aspiren a grandezas, sino busquen más bien lo humilde.
No se hagan una idea demasiado alta de ustedes mismos.
No devuelvan mal por mal.
Procuren obrar el bien ante todos los hombres.


Carta a los Romanos 12, 10. 15-17

miércoles, 16 de diciembre de 2009

17 de diciembre - Hay futuro por la comunión

Es importante tener a su alrededor la realidad del presbiterio, de la comunidad de sacerdotes que se ayudan, que están juntos siguiendo un camino común, con solidaridad en la fe común. También esto me parece importante porque, si los jóvenes ven sacerdotes muy aislados, tristes, cansados, piensan: si este es mi futuro, no podré resistir. Se debe crear realmente esta comunión de vida, que convenza a los jóvenes: sí, este puede ser un futuro también para mí, así se puede vivir


Benedicto XVI
A los sacerdotes de Aosta, 25 de julio de 2005.

martes, 15 de diciembre de 2009

16 de diciembre - Jóvenes y ancianos

He visto párrocos y cooperadores-vicarios muy diversos de carácter, de formación, de edad... pero de buen espíritu: poco a poco, por la buena voluntad, llegaron a la intimidad, a complementarse en el trabajo pastoral, a un amor y concordia edificantes en la población. Hasta aquí: meditación en común, confesarse recíprocamente, división equitativa de los ingresos por el ministerio, el joven hecho experto gracias al anciano, el anciano sosteniendo las iniciativas del joven. (...)
El sacerdote anciano: ilumina, instruye, muestra confianza, le presenta un ambiente santo, acoge y trata al sacerdote como cooperador; lo asiste amorosamente y lo corrige en modo dignificante; le muestra confianza y tiene la ambición de formar un futuro párroco o quizás a su sucesor; desarrolla en él las buenas dotes, sobre todo lo ama y busca su verdadero bien.
El sacerdote jóven: es humilde, sumiso, habla bien, se ofrece a las obras, se deja guiar, difunde y defiende la persona y la obra pastoral, cumple el bien que puede y se prepara para las obras y para un ministerio futuro más largo.


Santiago Alberione


Don Alberione ai sacerdoti
(La traducción es nuestra)

15 de diciembre - Como Nazareth

Ser una cosa sola significa crear un clima de familia entre nosotros, ese tipo de familia del cual es modelo en la tierra la familia de Nazareth, una convivencia de vírgenes, sobrenatural ciertamente, pero también la más humana que se pueda imaginar porque tiene como único vínculo esa caridad humano-divina que sacia y supera las exigencias de cualquier afecto humano. (…)
Y si somos familia se resolverá también el problema de los sacerdotes ancianos, porque es absurdo y contrario al mandamiento de Jesús permitir que un párroco, porque es viejo o enfermo tenga que vivir abandonado a la soledad o en el anonimato. (…)
Esta familia es hermosa y atrae, porque en ella resplandece la armonía del uno; es casa abierta a los demás hermanos sacerdotes y a los seminaristas, centro de comunión, porque donde vive Jesús no se siente el corte entre las generaciones: Jesús es el siempre actual, el siempre moderno; es el Logos de Dios, il teólogo, es la Sabiduría continuamente generada en la tierra por quien revive a María.

Silvano Cola


Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, p. 24
(La traducción es nuestra)

domingo, 13 de diciembre de 2009

14 de diciembre - Una cierta vida común


No se recomendará nunca bastante a los sacerdotes una cierta vida común entre ellos, toda enderezada al ministerio propiamente espiritual; la práctica de encuentros frecuentes con fraternal intercambio de ideas, de planes y de experiencias entre hermanos; el impulso a las asociaciones que favorecen la santidad sacerdotal.

Reflexionen los sacerdotes sobre la amonestación del concilio, que los exhorta a la común participación en el sacerdocio para que se sientan vivamente responsables respecto de los hermanos turbados por dificultades, que exponen a serio peligro el don divino que hay en ellos. Sientan el ardor de la caridad para con ellos, pues tienen más necesidad de amor, de comprensión, de oraciones, de ayudas discretas pero eficaces, y tienen un título para contar con la caridad sin límites de los que son y deben ser sus más verdaderos amigos.


Pablo VI


Sacerdotalis Caelibatus , 80-81

13 de diciembre - Fraternidad en opciones concretas

Guiados por el espíritu fraterno, los presbíteros no olviden la hospitalidad, practiquen la beneficencia y la asistencia mutua, preocupándose sobre todo de los que están enfermos, afligidos, demasiado recargados de trabajos, aislados, desterrados de la patria, y de los que se ven perseguidos. Reúnanse también gustosos y alegres para descansar (...). Además, a fin de que los presbíteros encuentren mutua ayuda en el cultivo de la vida espiritual e intelectual, puedan cooperar mejor en el ministerio y se libren de los peligros que pueden sobrevenir por la soledad, foméntese alguna especie de vida común o alguna conexión de vida entre ellos, que puede tomar formas variadas, según las diversas necesidades personales o pastorales; por ejemplo, vida en común, donde sea posible; de mesa común, o a lo menos de frecuentes y periódicas reuniones.


Concilio ecumenico Vaticano II
Presbyterorum ordinis 8

sábado, 12 de diciembre de 2009

12 de diciembre - NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, EMPERATRIZ DE AMÉRICA - Redescubrir el presbiterio

Todos nosotros venimos de una concepción y de una formación individualista del Orden debido al ocultamiento del presbiterio desde el siglo IV. (…) La eclesiología de comunión y de misión impone hablar del sacerdote con otras categorías, pero sobre todo impone la instancia del presbiterio entendido en su gran riqueza teológica y pastoral.
La verdad consolidada, pero poco ascimilada y vivida, es que el evento sacramental de la ordenación forma un único presbiterio (PO 8). Afirmación ésta que exige una conversión, nuevas formas presbiterales y opciones pastorales.
«Ningún presbítero, por ende, puede cumplir cabalmente su misión aislada o individualmente, sino tan sólo uniendo sus fuerzas con otros presbíteros, bajo la dirección de quienes están al frente de la Iglesia» (PO 7).

Comisión Presbiteral Lombarda

Una lettura dell’esperienza presbiterale
Rivista Settimana (2001/8) pp. 8-9
(La traducción es nuestra)

viernes, 11 de diciembre de 2009

11 de diciembre - Ser sacerdote es relación

El padre Marcos es una óptima persona desde el punto de vista del sacerdote fiel a sus compromisos, como la castidad celibataria y la vida de oración, es párroco dedicado y convencido anunciador de la sacra doctrina. Pero trata de conversar con él, si puedes, o de pasar un rato juntos. Es bueno y correcto "en sí", pero echa a perder todo cuando entra en relación.
¡Quizás de cuántos curas se podría decir más o menos lo mismo! Y bien, en estos casos la valoración podría ser peor aún: no existe sacerdote bueno en sí y luego echado a perder en cuanto a la vida de relación, o exitoso en vida interior y al mismo tiempo reprobado (o aplazado) en la vida social-relacional. (…)
La relación es dimensión constitutiva del ser humano, de cualquier persona, mucho más de quien ha elegido ofrecer la propia vida para anunciar la salvación. El anuncio es relación, la salvación es relación, ser sacerdote es relación. (…)
La relación no es un accidens... sino substancia del ser y del realizarse como hombres, hombres sanos, sacerdotes veraces, discípulos creíbles.

Amedeo Cencini

La grazia della relazione
Presbyteri (2007/6) pp. 437-438
(La traducción es nuestra)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

10 de diciembre - Enamorados de la unidad

Es necesario, con la ayuda divina, vivir al servicio de la unidad, estar enamorados de ella, ser sus siervos, sus apóstoles, sus profetas y sus mártires. De allí que, en los ambientes de vida o de trabajo en los cuales Dios hace que nos movamos haya:
a) la necesidad de no decir y no hacer nada que sirva a la causa de la desunión, que promueva intrigas, provoque desconfianza o frialdad;
b) la atención a no dejarse arrastrar por el padre de la perfidia y por sus mensajeros, a veces personas virtuosas y buenos amigos usados por el Maldito;
c) la alegría de resolver los litigios, de promover la unión, de llevar a descubrir el lado bueno de las creaturas, de servir al diálogo.
Para ser consumada, la sed de unidad ha de incluir a todas las creaturas de todos los tiempos y de todos los lugares, de todas las razas, todos los partidos, todos los credos.

Dom Helder Camara

Roma, due del mattino. Lettere dal Concilio Vaticano II
San Paolo, Cinisello Balsamo 2008, p. 135
(La traducción es nuestra)

9 de diciembre - Una cuestión de credibilidad


Hoy, como quizás nunca antes, la credibilidad del ministerio sacerdotal depende de cómo cada sacerdote vive arraigado a una unidad vivida, en una forma de vida en la cual el servicio sacerdotal logra dar un testimonio común, con el Señor mismo, único Sacerdote, en medio. El sacerdote, si debe ser un especialista, lo debe ser en la communio, en la unidad. La espiritualidad y la forma de vida del sacerdote son las de la unidad.(…)
Pero un servicio tal a la unidad y por la unidad, el sacerdote no lo puede hacer si vive aislado. Sólo viviendo de la unidad con su obispo y en la unidad del presbiterio, podrá poner de manifiesto que no es él quien obra y habla, sino el Señor.

Klaus Hemmerle



Il sacerdote oggi
Gen’s 12 (1982/6) p. 12
(La traducción es nuestra)

martes, 8 de diciembre de 2009

8 de diciembre - MARÍA, FLOR DE LA HUMANIDAD!


Toda la humanidad florece en María. María es la Flor de la humanidad. Ella, la Inmaculada, es la la Flor de la Maculada.
La humanidad pecadora ha florecido en María, ¡la toda hermosa!
Y, como la roja flor agradece a la verde plantita con sus raíces y el abono que la hizo florecer, así María lo hace, porque por nosotros los pecadores, Dios se vio obligado a pensar en María.
Nosotros le debemos a Ella la salvación, Ella a nosotros la vida suya.
¡Qué bella, María! Es la creación que despunta en flor, la creación que despunta en belleza. Toda la creación florecida, como la fronda de un árbol, es María. Desde el Cielo Dios se enamora de esta Flor de las flores, la poliniza de Espíritu Santo y María da al Cielo y a la tierra el Fruto de los frutos: Jesús.

Chiara Lubich


Maria, trasparenza di Dio
Città Nuova, Roma 2003, pp. 86-87
(La traducción es nuestra)

lunes, 7 de diciembre de 2009

7 de diciembre - Por la familia universal

La llamada de Jesús implica aquí claramente, el desapego de la familia natural como condición para entrar a formar parte de una nueva familia, sobrenatural. Jesús no dice que no se deba amar y honrar al padre y a la madre – ni una coma o tilde de la Ley deben caer –; es que la vocación implica el desapego total de la familia para ir a anunciar el reino de Dios.
Y aquí, me parece, que encontramos implícito el lazo profundo que existe entre entre la llamada al sacerdocio y el celibato, porque el desapego de la familia particular está implícito en la vocación a seguir a Jesús por el bien de la familia universal.
Visto así, el celibato no es una renuncia; podemos verlo negativamente sólo si no ponemos de relieve que aquel que es llamado está destinado a llegar a ser en Jesús “padre de todos los creyentes”, a engendrarlos como hermanos de toda la familia humana.


Pasquale Foresi

Problematica d’oggi nella Chiesa
Città nuova, Roma 1970, pp. 95-96
(La traducción es nuestra)

domingo, 6 de diciembre de 2009

6 de diciembre - Coparticipación de los bienes materiales


La misma certeza de la radicalidad de la presencia de Dios en el otro que favorece la comunión (intercambio) entre persona y persona, postula también la coparticipación de los bienes materiales.

La comunión de los bienes - quizás el fenómeno socialmente más nuevo y significativo de la primera comunidad cristiana - no puede considerarse un optional (...), es la prueba efectiva (...) de la respuesta personal al amor de Dios y por tanto, del amor al prójimo.
También éste es un modo de perder para ser: uno se desapega de los ídolos para entrar en la comunión.

Cuando un prójimo esta en necesidad, soy un homicida - dirían los Padres de la Iglesia - si yo tengo y no doy; dar a quien no tiene quiere decir restituir a Dios lo que es suyo.


Silvano Cola
Scritti e testimonianze
(La traducción es nuestra)

sábado, 5 de diciembre de 2009

5 de diciembre - Según el modelo de la Iglesia primitiva


Es necesario, con todo, que (los sacerdotes) examinen a la luz de la fe todo lo que se les presenta, para usar de los bienes según la voluntad de Dios (...).
No tengan, por consiguiente, el beneficio como una ganancia, ni empleen sus emolumentos para engrosar su propio caudal (...).
Más aún, siéntanse invitados a abrazar la pobreza voluntaria, para asemejarse más claramente a Cristo y estar más dispuestos para el ministerio sagrado. Porque Cristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para que fuéramos ricos con su pobreza. Y los apóstoles manifestaron, con su ejemplo, que el don gratuito de Dios hay que distribuirlo gratuitamente, sabiendo vivir en la abundancia y pasar necesidad. Pero incluso una cierta comunidad de bienes, a semejanza de la que se alaba en la historia de la Iglesia primitiva, prepara muy bien el terreno para la caridad pastoral.


Concilio Ecuménico Vaticano II
Presbyterorum Ordinis, 17

viernes, 4 de diciembre de 2009

4 de diciembre - Cien casas, cien hermanos


Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.». Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos.

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna
Evangelio de Mateo
19, 20-23.27-29

jueves, 3 de diciembre de 2009

3 de diciembre - Los diáconos: signo de Cristo siervo


Los diáconos son consagrados y enviados al servicio de la comunión eclesial, bajo la guía del obispo con su presbiterio.

Como el Pueblo de Dios al cual están dedicados, los diáconos encuentran su norma permanente y su identidad fundamental en la fidelidad al Evangelio e, iluminados por los signos del Espíritu, viven y realizan su misión en modalidades que varían según el contexto histórico en el cual la ejercen.

Precisamente a través de esta disponibilidad ellos están llamados a expresar, según su gracia específica, la figura de Jesucristo siervo, recordando así también a los presbíteros y a los obispos, la naturaleza ministerial de su sacerdocio, y animando con ellos, mediante la Palabra, los sacramentos y el testimonio de la caridad, aquella diaconía que es vocación de todo discípulo de Jesús y parte esencial del culto de la Iglesia.


Conferencia Episcopal Italiana
I diaconi permanenti nella Chiesa in Italia, n.8.
(La traducción es nuestra)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

2 de diciembre - Matrimonio, virginidad, sacerdocio

Sacerdocio, virginidad y matrimonio son los tres lados de un triángulo isósceles: dos que se elevan hacia el cielo, apuntando hasta Dios y encontrándose en Èl; el tercero, que se extiende sobre la tierra y, engendrando sacerdotes y vírgenes, a través de ellos, se comunica con el Cielo. Los unos transportan gracias de Dios; el otro, las encarna en la humanidad; y recíprocamente recoge en la humanidad las súplicas que, a través de aquellos dos, hace llegar al cielo. Tríada de recomposición de lo divino en lo humano y de lo humano en lo divino.

Si por allí pasa el amor, son tres y son uno: son el viaducto de Dios, para realizar la Encarnación del Hijo. Y en el amor están unidos y diferenciados: todos pertenecemos al sacerdocio; todos, como Iglesia que es virgen, participamos de la virginidad espiritual, todos somos almas esposas de Cristo.


Igino Giordani, Diario de Fuego

martes, 1 de diciembre de 2009

1 de diciembre - Distinción, no desigualdad

El pueblo elegido de Dios es uno (...); gracia común de hijos, común vocación a la perfección, una salvación, una esperanza y una indivisa caridad. Ante Cristo y ante la Iglesia no existe desigualdad alguna (...).Y si es cierto que algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos para los demás como doctores, dispensadores de los misterios y pastores, sin embargo, se da una verdadera igualdad entre todos en lo referente a la dignidad y a la acción común de todos los fieles para la edificación del Cuerpo de Cristo.(...).

De este modo, en la diversidad, todos darán testimonio de la admirable unidad del Cuerpo de Cristo(...), de tal modo que se cumpla por todos el mandato nuevo de la caridad. A este respecto dice hermosamente San Agustín: "Si me aterra el hecho de lo que soy para vosotros, eso mismo me consuela, porque estoy con vosotros. Para vosotros soy el obispo, con vosotros soy el cristiano. Aquél es el nombre del cargo; éste de la gracia; aquél el del peligro; éste, el de la salvación".



Concilio Vaticano II

Lumen Gentium, 32