domingo, 18 de abril de 2010

18 de abril . La Iglesia, Trinidad en el tiempo


Dios no nos hizo para permanecer en los términos de la naturaleza ni para cumplir un destino solitario. Nos hizo para ser introducidos juntos en el seno de su vida trinitaria. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nos hagamos uno en esta unidad de las Personas divinas.
Esta debe ser la "recapitulación", la "regeneración" y "consumación" de todo, y todo lo que nos hace salir de esto es engañoso.
Ahora, hay un lugar donde, ya desde esta tierra, comienza esta reunión de todos la Trinidad. Es la "Familia de Dios," extensión misteriosa de la Trinidad en el tiempo, que no sólo nos prepara para esta vía unitiva y nos da de ella la certeza firme, sino que, desde ya nos hace participar en ella. Ella, siendo la sola sociedad plenamente "abierta", es la única que está a la altura de nuestro íntimo deseo y en la cual, en fin, podemos conquistar todas nuestras dimensiones. De unitate Patris et Filii et Spiritus sancti plebs adunata (Cipriano): Esta es la Iglesia. Se trata de "plena de la Trinidad" (Orígenes).

Henri de Lubac
Méditation sur l'Eglise
Aubier Montaigne, Paris 1968, p. 195

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