¿Existe un punto en el cual, la forma de vida de Dios, el estilo de vida del sacerdote y el estilo de vida de la Iglesia de hacen visibles como en un signo, en un modelo? La respuesta es: María (...)
Para el sacerdote, este mirar a María es algo particularmente importante. Él puede aprender de ella algo que, de ese modo, no puede aprender de ningún otro: la superioridad del ser, de lo que se realiza en la calma silente, sobre la acción, de la fidelidad a la llamada sobre los propios proyectos e iniciativas. Porque María, en sí misma, es "nada", la nada del amor que recibe y acoge todo, ella sin perderse ni desperdigarse se hace todo para todos.
Ella está allí donde el sacerdote tiene su puesto: ante la cruz de su Hijo, en el cual el amor (...) se abandono y se entrega a nosotros, para convertirse, para nosotros los hombres, en estilo y contenido de vida, para convertirse para nosotros hombres salvación.
Klaus Hemmerle
Scelto per gli uomini
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