sábado, 8 de mayo de 2010

8 de mayo - Con los ojos de María


Juan pudo volar tan alto y contemplar al Verbo que estaba junto a Dios, al Verbo que es Dios, porque la madre de Dios vivía con él. Esta extraordinaria convivencia, esta comunión con aquella alma que conservaba y meditaba todas esas cosas en su corazón (cf Lc 2, 19), le abrió los ojos, él vio la Iglesia, su futuro, sus luchas, su triunfo, porque el modelo de la Iglesia estaba delante de él.
La Virgen es el tipo de la Iglesia, y cada sacerdote que está llamado a edificar la Iglesia no podrá saber nunca cómo realizar bien su tarea sino lo hace frente a María. Si los sacerdotes viven en comunión con María, ella, madre de la unidad, les revelará cómo se ha de ordenar la caridad en y entre los corazones, cómo habrá de edificarse el cuerpo de Cristo según aquel eterno diálogo de amor que es la Santísima Trinidad. (...)
Y con ella, madre de la Iglesia, madre de la unidad, los sacerdotes, los religiosos, se realizarán hoy cual auténticos "hombres del diálogo", con ella llegarán a ser constructores de unidad "para que todos sean uno" (Jn 17, 21)


CHIARA LUBICH
El sacerdote hoy, el religioso hoy

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