jueves, 12 de noviembre de 2009

12 de noviembre: no más pastores de sí mismos

Porque Dios es amor, el sacerdote no podrá nunca separar el servicio a Dios del amor a los hermanos, comprometiéndose en la vía de la caridad. Él está encargado de enseñar una doctrina en la cual el doble mandamiento del amor resume toda la Ley: amor a Dios y amor al prójimo. El sacerdote no puede inculcar y difundir esta doctrina si él mismo no es un auténtico testigo del amor.
Como pastor del rebaño de Cristo, él no puede olvidar que su Maestro llegó a donar la propia vida por amor. A la luz de un ejemplo similar, el sacerdote sabe que no es patrono de sí mismo, sino que debe hacerse todo a todos, aceptando cualquier sacrificio relacionado con el amor. Esto supone un corazón generoso y abierto a la comprensión y a la simpatía de todos.

Juan Pablo II
Angelus
18 de febrero de 1990
(La traducción es nuestra)



11 de noviembre: débil con los débiles

Siendo del todo libre, me hice esclavo de todos para ganar a los más posibles.
Con los judíos me hice judío para ganar a los judíos; con los sometidos a la ley, como si yo lo estuviera, aunque no lo estoy, para ganar a los sometidos a la ley.
Con los que no tienen ley, como si yo no la tuviera -aunque no rechazo la ley de Dios pues estoy sometido a la del Mesías-, para ganar a los que no tienen ley.
Me hice débil con los débiles para ganar a los débiles.
Me hice todo a todos para salvar como sea a algunos.
Y todo lo hago por la buena noticia, para participar de ella.

1Cor 9, 19-23

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