En la grandísima mayoría de los casos, aquel “dar la vida” que nos pide Jesús, no se cumple con la efusión de la sangre, sino en el día a día, en tantos pequeños gestos, en el ponernos al servicio de los demás, incluso de aquellos que, por algún motivo, pueden parecer “inferiores” a nosotros. (…)
Servir significa volverse “eucaristia” para los demás, identificarnos con ellos, compartir sus alegrías, sus dolores, aprender a pensar con su cabeza, a sentir con su corazón, a vivir en ellos: “caminar con sus mocasines”, como dice un proverbio indiano.
Card. François-Xavier Van Thuan
Testimoni della speranza
Città Nuova, Roma 200810, pp. 96-97
(La traducción es nuestra)
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