martes, 16 de marzo de 2010

16 de marzo - Sin replegarse


Con su pasión en cruz y con el grito de abandono, fue como Jesús unió a los hombres con Dios y entre ellos. De hecho, fue allí donde él tomo sobre sí cada pecado, cada dolor, cada desunidad, y las ha superado. (...) A pesar de la enorme separación del Padre que él sentía en aquel momento, dijo: "En tus manos encomiendo mi espíritu". (...) Del mismo modo también nosotros, cada vez que nos encontremos frente a un dolor que asemeje al suyo, no tenemos que detenernos, no quedarnos en el trauma, sino ir más allá con el amor (...)

En primer lugar se va al fondo del alma y y se le dice a Jesús abandonado: "Tú eres mi único tesoro". Luego uno se pone a hacer lo que Dios nos pide en el momento siguiente, uno se lanza, por ejemplo, a amar a aquellos hermanos que tenemos delante. (...)


Ciertamente uno no puede replegarse en algún sufrimiento personal. Todos los dolores del mundo son nuestros, porque somos cristianos, somos seguidores de Cristo.






CHIARA LUBICH

Gesù crocefisso e abbandonato: l'unità si fa stile di vita

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