La negligencia de un solo instante puede destrozarla,
sólo una nimiedad,
un solo pensamiento sin caridad,
un juicio mantenido obstinadamente,
un apego sentimental,
una orientación equivocada,
una ambición o interés personal,
una acción cumplida por sí mismos y no por el Señor. (...)
Ayúdame, Señor, a examinarme así:
¿Cuál es el centro de mi vida?
¿Tú o yo?
Si eres tú, nos llevarás a la unidad.
Pero si veo a mi alrededor que,
poco a poco, todos se van alejando y se dispersan,
este es el signo que me puesto en el centro a mí mismo.
Card. François-Xavier Van Thuan
Preghiere di speranza. Tredici anni in carcere
San Paolo, Cinisello Balsamo 1997, pp. 44-45
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