martes, 30 de marzo de 2010

30 de marzo - ¡Su Misa, nuestra Misa!

Si sufres y tu sufrir es es tal
que te impide cualquier actividad,
recuerda la Misa.
En la Misa, Jesús, hoy como entonces,
no trabaja, no predica:
Jesús se sacrificó por amor.
En la vida uno puede hacer tantas cosas,
decir muchas palabras,
pero la voz del dolor,
quizás sorda y desconocida para los demás,
del dolor ofrecido por los demás,
es la palabra más fuerte,
lo que hiere al cielo.
Si sufres,
sumerje tu dolor en el suyo:
di tu misa;
y si el mundo no comprende, no te turbes:
basta que te comprendan Jesús, María, los santos:
vive con ellos y deja correr tu sangre
en beneficio de la humanidad: ¡como él!
¡La Misa!
¡Demasiado grande para entenderla!
Su Misa, nuestra Misa


Chiara Lubich
La Dottrina Spirituale
Mondadori, Milano 2001, pp. 174-175

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