Si en una ciudad se encendiese el fuego en diversos puntos, aunque fuese modesto, pero que resistiera todos los embates, en poco tiempo la ciudad quedaría incendiada . Si en una ciudad, en los puntos más apartados, se encendiese el fuego que Jesús ha traído a la tierra y este fuego resistiese al hielo del mundo gracias a la buena voluntad de sus habitantes, tendríamos en no mucho tiempo la ciudad incendiada con el amor de Dios.
El fuego que Jesús ha traído a la tierra es Él mismo, es caridad: ese amor que no sólo une las almas con Dios , sino entre ellas. De hecho, un fuego sobrenatural encendido significa el continuo triunfo de Dios en almas a Él donadas y porque están unidas a Él, lo están entre ellas.
Dos o más almas fundidas en el nombre de Cristo, que no sólo no tienen temor ni vergüenza de declararse recíprocamente y explícitamente su deseo de amor de Dios, sino que hacen de la unidad entre ellos en Cristo su Ideal, son una potencia divina en el mundo. Y en cada ciudad estas almas pueden surgir en las familias: papá y mamá, hijo y padre, nuera y suegra; pueden encontrarse en las parroquias, en las asociaciones, en las sociedades humanas, en las escuelas, en las oficinas, dondequiera.
Chiara Lubich
Scritti Spirituali/1
Città Nuova, Roma 19913, p. 70
(La traducción es nuestra)
17 maggio - Croce, libro di sapienza
Hace 14 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario