viernes, 8 de enero de 2010

8 de enero - Ampliar el círculo

El primer paso debe partir siempre de mí (…): vivir de manera tal que los demás encuentren en mí a Cristo, su amor, y queden atraídos por él. Tengo que acercarme a los demás de modo que adviertan que yo no los conozco según la carne (cf 2Cor 5, 16), no busco mi propio interés ni una ayuda o un cumplimiento, no me dejo guiar por la simpatía o la antipatía, sino que los acojo como al Señor mismo.
Los demás deben experimentar que yo vivo de Jesús, que sigo más su voz que mis ideas o las opiniones de los demás. Verán que mi vida se funda sobre su Palabra, sobre sus sacramentos, que lo escucho en aquello que él quiere decirme en los testigos y en los enviados de la Iglesia. Y sobretodo lo busco allí donde él más me ha amado, es decir, en las dificultades, en las tinieblas, que son para mi “el sacramento” de su abandono en la cruz, de su muerte.
Tarde o temprano (…) encontraré quien se adhiera a esta vida (…) y serán personas que nosotros no habremos elegido. Se ampliará el círculo y se formarán nuevas células de personas reunidas en el nombre de Jesús.

Klaus Hemmerle
Der Himmel ist zwischen uns
Neue Stadt, München 19782, pp. 64-65

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