miércoles, 6 de enero de 2010

6 de enero: La luz del Cordero en la ciudad


El ángel me trasportó en espíritu sobre un monte grande y alto y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, resplandeciente de la gloria de Dios.
Su esplendor es similar al de una gema preciosísima, como piedra cristalina.
Los muros de la ciudad se asientan sobre doce basamentos, sobre los cuales están los doce nombres de los doce Apóstoles del Cordero.
No vi ningún templo en ella porque el Señor Dios, el Omnipotente, y el Cordero son su templo.
La ciudad no necesita la luz del sol ni la luz de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
Las naciones caminarán a su luz y los reyes de la tierra llevarán allí dones magníficos.
Sus puertas no se cerrarán jamás durante el día, porque no habrá más noche.
Y llevarán a ella la gloria y el honor de las naciones.
No entrará en ella nada de impuro, ni quien comete horrores o falsedad, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.

Apocalipsis
21, 10-11.14.22-27

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