Yo soy consiente de que tú, Dios Padre Omnipotente, debes ser el fin principal de mi vida, de modo que cada palabra mía, cada sentimiento mío, te exprese a ti.
El ejercicio de la Palabra, el cual me has donado, no puede tener recompensa mayor que la de servirte haciéndote conocer, mostrar a este mundo que te ignora o (…) te niega que tú eres Padre, Padre del unigénito (Hijo de) Dios.
Éste es solamente el fin que me propongo.
San Hilario de Poitiers
PL 10, 48
17 maggio - Croce, libro di sapienza
Hace 14 años
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