jueves, 28 de enero de 2010

29 de enero: Ninguna batalla por el poder


"Los ministerios y los carismas son todos necesarios para el crecimiento de la Iglesia, cada uno según la propia modalidad" (ChL 27). "Todos, Pastores y fieles, estamos obligados a favorecer y alimentar continuamente vínculos y relaciones fraternas de estima, de cordialidad, de colaboración entre las varias formas agregativas de laicos" (ChL 31).
A fin de que esta deseable colaboración se convierta y permanezca como una realidad, se exige que sacerdotes y laicos estén centrados en Cristo y no en sí mismos. Están llamados a promover el reino de Cristo, no el propio interés o el de su grupo. no deben sentirse dentro de una batalla por el poder.
El único y solo interés de san Pablo era que Cristo fuese predicado (Cf. Fil 1,15-19). San Pablo desalentaba a los corintios a que hablasen de un partido de Pablo o de Apolo o de Cefas o de Cristo (Cf. 1Cor, 1,10-16). A través de la oración, la humildad constante y el espíritu de prontitud para cumplir la voluntad de Dios, el Señor Jesús manifestará al sacerdote el modo mejor para relacionarse con los laicos.

Card. Francis Arinze

Riflessioni sul sacerdozio.
LEV, Cittá del Vaticano 2008, p. 94

28 de enero: El gran distintivo de la Iglesia


¿Cómo se llama esta fuerza que cohesiona, que mantiene siempre unido el cuerpo parroquial, la humanidad deseosa de estar unida en Cristo? Lo saben todos: se llama la caridad. ¡Don portentoso, inefable virtud!
Proviene de Dios, porque es su amor comunicado a los hombres, y se difunde de individuo a individuo. Desciende del cielo, cual río benéfico, la bondad de Dios que ama a los hombres y los invita, como por un impulso interior, a amarse entre ellos.
Es la gran ley constitutiva de la Iglesia. Si, teóricamente, la caridad es fácil de enunciarse, bella para proclamarse, común en profesarse, en la práctica, en cambio, es muy exigente y difícil. Sin embargo, no sólo es posible, sino que siempre puede realizarse. Es el gran distintivo que indica el grado de la vida eclesiástica.

Pablo VI
Alla parrocchia di S. Maria Consolatrice
Insegnamenti/2, Città del Vaticano 1964, pp. 1072-1073

(La traducción es nuestra)

miércoles, 27 de enero de 2010

27 de enero: Diálogo entre sacerdote y laicos


El principio de la Iglesia-comunión, afirmado por el Vaticano II y por tantos documentos sucesivos del magisterio católico, adecuado a las nuevas exigencias, puede entusiasmar razonablemente sobre todo a los sacerdotes jóvenes. Pero al mismo tiempo crea no pocas dificultades, porque exige trabajar no sólo en unión con el obispo y con los hermanos en el ministerio, sino también con los laicos, y dialogar con ellos exige al presbítero conocer también lo que es la escucha, lo cual no es fácil por la falta de una formación al diálogo.
A este respecto, yo pudiera ofrecer una rica experiencia, ya que en el tiempo de exilio en el cual el gobierno me ha prohibido ejercitar el ministerio, he vivido en grupos clandestinos de laicos guiados por ellos mismos, pues una eventual presidencia mía habría sido incluso peligrosa desde el punto de vista político. Así, he sido “obligado” a aprender el diálogo, y en él he encontrado la importancia decisiva para construir la comunión.


Card. Miloslav Vlk
Spiritualità del sacerdote diocesano
Gen’s 26 (1996) p. 13

(La traducción es nuestra)

martes, 26 de enero de 2010

26 de enero - Una misma dignidad y una misma obra

El pueblo elegido de Dios es uno: "Un Señor, una fe, un bautismo" (Ef 4,5); común la dignidad de los miembros por su regeneración en Cristo, gracia común de hijos, común vocación a la perfección, una salvación, una esperanza y una indivisa caridad. Ante Cristo y ante la Iglesia no existe desigualdad alguna en razón de estirpe o nacimiento, condición social o sexo, porque "no hay judío ni griego, no hay siervo ni libre, no hay varón ni mujer. Pues todos vosotros sois "uno" en Cristo Jesús" (Gal 3,28; cf. Col 3,11).

Aunque no todos en la Iglesia marchan por el mismo camino, sin embargo, todos están llamados a la santidad y han alcanzado la misma fe por la justicia de Dios (cf. 2 Pe 1,1). Y si es cierto que algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos para los demás como doctores, dispensadores de los misterios y pastores, sin embargo, se da una verdadera igualdad entre todos en lo referente a la dignidad y a la acción común de todos los fieles para la edificación del Cuerpo de Cristo


Concilio ecumènico Vaticano II
Lumen gentium 32

lunes, 25 de enero de 2010

25 de enero - La "ley" de Dios

La ley inmaculada del Señor es la caridad, que busca no el propio interés sino el de la mayoría. Y es llamada ley del Señor, ya sea porque él vive de ella, ya sea porque nadie la posee sino por don suyo …
De hecho, ¿qué conserva la esa suprema e inefable unidad en la suprema y beata Trinidad, sino la caridad? Es pues una ley, y una ley del Señor, la caridad que estrecha a la Trinidad y le custodia en en un ligamen de paz … Y es la sustancia misma de Dios …
Esta es la ley eterna, que crea y gobierna al universo.

San Bernardo di Claraval
De diligendo Deo 12, 35

domingo, 24 de enero de 2010

24 de enero - Santidad en todo ambiente de vida

Casi todos los que han tratado de instruir sobre la santidad han esperado instruir personas muy retiradas del engranaje del mundo, o al menos han enseñado una santidad que conduce a una fuga del mundo. Mi intención en cambio, es instruir a aquellos que viven en las ciudades, en familia, en la corte …
La abeja saca la miel de las flores sin marchitarlas, dejándolas intactas y frescas como las ha encontrado. La verdadera santidad hace algo mejor aun, porque no sólo no produce prejuicio hacia cualquier tipo de vocación u ocupación, sino por el contrario les añade belleza y prestigio …
Es un error y más aun, una herejía, querer excluir el ejercicio de la santidad del ambiente militar, del taller de los artesanos, de la corte de los príncipes, de las casas de los casados … Donde quiera nos hallemos, podemos y debemos aspirar a la vida perfecta.

San Francisco de Sales
Filotea
introduzione e cap. 3, passim

sábado, 23 de enero de 2010

23 de enero - Hay quien siembra y quien cosecha

¿Quién impulsa a los sacerdotes católicos a unirse, lo más posible, a ministros y pastores de otras tradiciones?
Es Jesús crucificado que, en su grito de abandono, quiso asumir todas las divisiones del mundo, todas las herencias de nuestro pecado. Es por Él que nos buscamos, que nos amamos, que esperamos, que no desistimos si la empresa parece ardua.
Él que, en el corazón de la historia ha pagado toda división del mundo y la nuestra entre cristianos, no ha visto todavía todo el fruto de aquel inmenso dolor suyo. Así pues, es Él quien nos impulsa a sembrar, aunque no seamos nosotros quienes cosechemos.
Es Él quien nos sugiere que miremos el bien de la Iglesia que vivirá después de nosotros, y nos convence de que si no hay quien quien comience y persevere, no habrá quien pueda concluir.

Chiara Lubich
Il sacerdote oggi, il religioso oggi
Gen’s 12 (1982/6) p. 6
(La traducción es nuestra)

viernes, 22 de enero de 2010

22 de enero - Para que el mundo crea

Las divisiones existentes entre los cristianos son motivo de escándalo para el mundo y constituyen un obstáculo para el anuncio del Evangelio. En la víspera de su pasión y muerte, el Señor, rodeado de sus discípulos, oró con fervor para que fueran uno, y así el mundo crea (cf. Jn 17, 21). Sólo a través de la comunión fraterna entre los cristianos y a través de su amor recíproco resultará creíble el mensaje del amor de Dios por todo hombre y mujer. Cualquiera que examine de manera realista el mundo cristiano actual comprobará la urgencia de este testimonio.



Benedicto XVI
Durante la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo
El Fanar, 30 de noviembre 2006



Hoy recordamos que Dios regaló a la humanidad un instrumento para realizar el "Que todos sean Uno": Chiara Lubich (22-I-1920 +14-III-2008) y para el mundo sacerdotal p. Silvano Cola (22-I-30 +17-II-2007)

jueves, 21 de enero de 2010

21 de enero - El alma del movimiento ecuménico

El verdadero ecumenismo no puede darse sin la conversión interior (...). Por eso tenemos que implorar del Espíritu Santo la gracia de la abnegación sincera, de la humildad y de la mansedumbre en nuestros servicios y de la fraterna generosidad del alma para con los demás (...).

A las faltas contra la unidad pueden aplicarse las palabras de San Juan: " Si decimos que no hemos pecado, hacemos a Dios mentiroso, y su palabra no está en nosotros". Humildemente, pues, pedimos perdón a Dios y a los hermanos (...), como nosotros perdonamos a quienes nos hayan ofendido.

Recuerden todos los fieles, que tanto mejor promoverán y realizarán la unión de los cristianos, cuanto más se esfuercen en llevar una vida más pura, según el Evangelio. Porque cuanto más se unan en estrecha comunión con el Padre, con el Verbo y con el Espíritu, tanto más íntima y fácilmente podrán acrecentar la mutua hermandad.

Esta conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón puede llamarse ecumenismo espiritual.


Concilio Ecuménico Vaticano II
Unitatis Redintegrattio, 7-8

21 de enero - El alma del movimiento ecuménico

El verdadero ecumenismo no puede darse sin la conversión interior (...). Por eso tenemos que implorar del Espíritu Santo la gracia de la abnegación sincera, de la humildad y de la mansedumbre en nuestros servicios y de la fraterna generosidad del alma para con los demás (...).

A las faltas contra la unidad pueden aplicarse las palabras de San Juan: " Si decimos que no hemos pecado, hacemos a Dios mentiroso, y su palabra no está en nosotros". Humildemente, pues, pedimos perdón a Dios y a los hermanos (...), como nosotros perdonamos a quienes nos hayan ofendido.

Recuerden todos los fieles, que tanto mejor promoverán y realizarán la unión de los cristianos, cuanto más se esfuercen en llevar una vida más pura, según el Evangelio. Porque cuanto más se unan en estrecha comunión con el Padre, con el Verbo y con el Espíritu, tanto más íntima y fácilmente podrán acrecentar la mutua hermandad.

Esta conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón puede llamarse ecumenismo espiritual.


Concilio Ecuménico Vaticano II
Unitatis Redintegrattio, 7-8

miércoles, 20 de enero de 2010

20 de enero - Edificarse unos a otros

Somos todos personas en formación y, en un sentido real, nos estamos edificando y reedificando recíprocamente.
Pero cuán a menudo las relaciones personales son dañadas por juicios apresurados, parciales o exagerados.
Debemos ayudarnos unos a otros y dejar el juicio final a la Paciencia divina.
Una de las más grandes promesas en el Nuevo Testamento es que nosotros hemos sido acogidos por el amor de Dios.
Tratemos de ser ministros del saber recibirse.

George Herbert
Inviti alla Preghiera
Meriden-Stinehour Press, Cincinnati (USA) 1989, p. 23
(La traducción es nuestra)

martes, 19 de enero de 2010

19 de enero - La fuerza del ejemplo


La Iglesia debe participar en los compromisos mundanos de la vida de la comunidad humana, no dominando, sino ayudando y sirviendo.
Ésta debe decir a los hombres de todas las profesiones en qué consiste una vida con Cristo, qué significa “ser para los demás”. De manera particular, nuestra Iglesia deberá oponerse a los vicios del hybris, de la adoración de la fuerza, de la envidia y del ilusionismo, cuales raíces de todos los males. Ésta tendrá que hablar de mesura, autenticidad, confianza, fidelidad, constancia, paciencia, disciplina, humildad, sobriedad, modestia.
Ella no deberá subestimar la importancia del “ejemplo” humano …; su palabra recibe relieve y fuerza no de conceptos, sino del “ejemplo”.

Dietrich Bonhoeffer
Resistenza e resa
San Paolo, Cinisello Balsamo 1988, pp. 463-464
(La traducción es nuestra)

domingo, 17 de enero de 2010

18 de enero: desarmarse


Es preciso desarmarse.
Esta guerra yo la he hecho. Por años y años.
Ha sido terrible. Mas ahora estoy desarmado.
Non tengo más miedo de nada,
porque “el amor excluye el miedo”.
Estoy desarmado de la voluntad de triunfar,
de justificarme por encima de los demás.
No estoy más alerta,
celosamente apegado a mis riquezas.
Acojo y comparto. No defiendo paricularmente mis ideas, mis proyectos.
Si me hacen otras propuestas mejores,
Las acepto voluntariamente (…)
Aquello que es bueno, verdadero, real, en donde esté,
es siempre lo mejor para mí.
Por eso no tengo más miedo.
Cuando no se posee ya nada
no se tiene miedo.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo?” (…)
Mas si nos desarmamos, si nos despojamos, si nos abrimos al Dios-Hombre
que hace nuevas todas las cosas,
Entonces corresponde a él cancelar el mal pasado
y restituirnos en un tiempo nuevo donde todo es posible

Patriarca ecuménico Atenagoras I
Atenagora Chiesa ortodossa e futuro ecumenico
Morcelliana, Brescia 1995, pp. 209-211

sábado, 16 de enero de 2010

16 d enero - La "civilización" de la comunidad

En los Hechos de los Apóstoles se puede ver cómo todas las comunidades cristianas, que nacen y se multiplican siguiendo las leyes de un organismo viviente, mantienen la misma linea de vida: la práctica del mandamiento nuevo de Jesús es la razón de ser de la misma comunidad, es el aspecto novedoso y original que diferencia esta nueva comunidad de las demás.
Se `podría recapitular toda la acción pastoral de los Apóstoles en el hacer vivir a todos el nuevo mandamiento, síntesis de la Ley y de los Profetas: «Éste es el mandamiento – escribe Juan – que nosotros hemos recibido de Cristo: quien ama a Dios, ame también a su hermano» (1Jn 4, 21).
Y ellos, los Apóstoles, esta comunión la experimentaron con Jesús siendo los primeros en tener la conciencia de tener el Reino de Dios entre ellos. Su tarea será la de hacer entrar, la de hacer partícipes a los demás de esta comunión, precisamente porque es la “civilización” originaria que Dios ha querido comunicarnos.

Silvano Cola
Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, p. 57

viernes, 15 de enero de 2010

15 de enero: Mutua escucha entre pastores y fieles


Los espacios de comunión han de ser cultivados y dilatados día a día, a todo nivel, en el conjunto de la vida de cada Iglesia. La comunión debe manifestarse en la relación entre obispos, presbíteros y diáconos, entre Pastores y el entero Pueblo de Dios, entre clero y religiosos, entre asociaciones y movimientos eclesiales. Para tal fon, deben ser siempre mejor valorizados los organismos de participación previstos en el Derecho Canónico, como los consejos presbiterales y pastorales (...)
La teología y la espiritualidad de la comunión, de hecho, inspiran una recíproca y eficaz escuha entre Pastores y fieles (...)
Es significativo aquello que san Benito recuerda al abad del monasterio, al invitarlo a consultar también a los más jóvenes: "A menudo a uno de los más jóvenes el Señor inspira un mejor parecer". Y san Paulino de Nola exhorta: "Estemos atentos a la boca de todos los fieles, porque en cada fiel sopla el Espíritu de Dios".

Juan Pablo II
Novo millennio ineunte, 45

miércoles, 13 de enero de 2010

13 de enero: Mostrar el Padre al mundo

Yo soy consiente de que tú, Dios Padre Omnipotente, debes ser el fin principal de mi vida, de modo que cada palabra mía, cada sentimiento mío, te exprese a ti.
El ejercicio de la Palabra, el cual me has donado, no puede tener recompensa mayor que la de servirte haciéndote conocer, mostrar a este mundo que te ignora o (…) te niega que tú eres Padre, Padre del unigénito (Hijo de) Dios.
Éste es solamente el fin que me propongo.

San Hilario de Poitiers
PL 10, 48

martes, 12 de enero de 2010

12 de enero - Si en una ciudad se encendiese el fuego

Si en una ciudad se encendiese el fuego en diversos puntos, aunque fuese modesto, pero que resistiera todos los embates, en poco tiempo la ciudad quedaría incendiada . Si en una ciudad, en los puntos más apartados, se encendiese el fuego que Jesús ha traído a la tierra y este fuego resistiese al hielo del mundo gracias a la buena voluntad de sus habitantes, tendríamos en no mucho tiempo la ciudad incendiada con el amor de Dios.

El fuego que Jesús ha traído a la tierra es Él mismo, es caridad: ese amor que no sólo une las almas con Dios , sino entre ellas. De hecho, un fuego sobrenatural encendido significa el continuo triunfo de Dios en almas a Él donadas y porque están unidas a Él, lo están entre ellas.

Dos o más almas fundidas en el nombre de Cristo, que no sólo no tienen temor ni vergüenza de declararse recíprocamente y explícitamente su deseo de amor de Dios, sino que hacen de la unidad entre ellos en Cristo su Ideal, son una potencia divina en el mundo. Y en cada ciudad estas almas pueden surgir en las familias: papá y mamá, hijo y padre, nuera y suegra; pueden encontrarse en las parroquias, en las asociaciones, en las sociedades humanas, en las escuelas, en las oficinas, dondequiera.


Chiara Lubich

Scritti Spirituali/1
Città Nuova, Roma 19913, p. 70
(La traducción es nuestra)

lunes, 11 de enero de 2010

11 de enero - Jesús por las calles de nuestro país

En mi país, antes de la Perestroika (Dõi mói), en cada una de las dos diócesis Langson y Bac Ninh en el norte de Vietnam, quedaron solamente dos sacerdotes que no podían salir libremente de su residencia. Cuenta el cardenal José Trinh Nhu Khuê: «Pequeños grupos de dos o más vivían el Evangelio en lo cotidiano y se ayudaban en todos los modos posibles; y en el don recíproco experimentaban la presencia de Aquel que ha dicho: “Ánimo! Yo he vencido al mundo” (Gv 16, 33)».
Sobretodo gracias a estos pequeños grupos (…) la Iglesia en mi país ha logrado sobrevivir. De hecho, se podía verificar dondequiera esta presencia de Cristo. Incluso entre dos cristianos que se encontraban en el mercado o entre dos hombres que trabajaban codo a codo en el campo de reeducación. No hacía falta hablarse. no se necesitaba un contexto particular. Bastaba unirse “en su nombre”, es decir, en su amor. Y se experimentaba la presencia del resucitado que iluminaba y confortaba. (…)
Precisamente cuando todo empeoraba, Jesús volvió a caminar por las calles de nuestro país. Salió de los tabernáculos y se hizo presente en las escuelas y en las fábricas, en las oficinas y en las prisiones.

Card. François-Xavier Van Thuan
Testimoni della speranza
Città Nuova, Roma 200810, pp. 183-184

domingo, 10 de enero de 2010

10 de enero: Multiplicación de las pequeñas comunidades

Prodígense en dar nueva vida en cada parroquia (…) a los pequeños grupos o centros de escucha de los fieles que anuncian a Cristo y su Palabra, lugares donde sea posible experimentar la fe, ejercitar la caridad, organizar la esperanza.
Esta articulación de las grandes parroquias urbanas a través de la multiplicación de pequeñas comunidades permite en respiro misionero más amplio, que tiene en cuenta la densidad de la población, su fisionomía social y cultural, a menudo notablemente diversificada.
Sería importante que este método pastoral encontrase eficaz aplicaci+on también en los lugares de trabajo, que hoy deben ser evangelizados con una pastoral de ambiente bien pensada, debido a la movilidad social de las poblaciones-

Benedicto XVI
Congreso Pastoral de la Diócesis de Roma
2009

sábado, 9 de enero de 2010

9 de enero - Interrogantes irresistibles


Supongamos un cristiano o un grupo de cristianos que, dentro de la comunidad humana donde viven, manifiestan su capacidad de comprensión y de aceptación, su comunión de vida y de destino con los demás, su solidaridad en los esfuerzos de todos en cuanto existe de noble y bueno. Supongamos además que irradian de manera sencilla y espontánea su fe en los valores que van más allá de los valores corrientes, y su esperanza en algo que no se ve ni osarían soñar. A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse, a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? (...) Son posiblemente las primeras preguntas que se plantearán muchos no cristianos, bien se trate de personas a las que Cristo no había sido nunca anunciado, de bautizados no practicantes, de gentes que viven en una sociedad cristiana pero según principios no cristianos, bien se trate de gentes que buscan, no sin sufrimiento, algo o a Alguien que ellos adivinan pero sin poder darle un nombre.

Pablo VI
Evangelii Nuntiandi,21

viernes, 8 de enero de 2010

8 de enero - Ampliar el círculo

El primer paso debe partir siempre de mí (…): vivir de manera tal que los demás encuentren en mí a Cristo, su amor, y queden atraídos por él. Tengo que acercarme a los demás de modo que adviertan que yo no los conozco según la carne (cf 2Cor 5, 16), no busco mi propio interés ni una ayuda o un cumplimiento, no me dejo guiar por la simpatía o la antipatía, sino que los acojo como al Señor mismo.
Los demás deben experimentar que yo vivo de Jesús, que sigo más su voz que mis ideas o las opiniones de los demás. Verán que mi vida se funda sobre su Palabra, sobre sus sacramentos, que lo escucho en aquello que él quiere decirme en los testigos y en los enviados de la Iglesia. Y sobretodo lo busco allí donde él más me ha amado, es decir, en las dificultades, en las tinieblas, que son para mi “el sacramento” de su abandono en la cruz, de su muerte.
Tarde o temprano (…) encontraré quien se adhiera a esta vida (…) y serán personas que nosotros no habremos elegido. Se ampliará el círculo y se formarán nuevas células de personas reunidas en el nombre de Jesús.

Klaus Hemmerle
Der Himmel ist zwischen uns
Neue Stadt, München 19782, pp. 64-65

jueves, 7 de enero de 2010

7 de enero - Células vivas


Si miras a tu alrededor, para ciertas ciudades por donde pasas, (…) dirías que es utopía el testamento de Jesús si no pensaras en él, que también vio un mundo semejante a éste y, que en el culmen de su vida, pareció derrotado por él, vencido por el mal. (…)

Él miraba al mundo tal como lo vemos nosotros, pero no dudaba. Oraba de noche allá arriba, al Cielo y al Cielo dentro de Sí: el Ser verdadero, el Todo concreto, mientras afuera, por las calles caminaba la nulidad que pasa.

Es necesario que hagamos como hizo él (…). Te darás cuenta entonces que, ya no con los ojos apagados, miras el mundo y las cosas, pero no las miras tú: es Cristo quien mira en ti, y vuelve a ver ciegos por iluminar y mudos por hacer hablar y cojos por hacer caminar. Ciegos a la visión de Dios dentro y fuera de ellos, cojos inmovilizados, desconocedores de la divina voluntad que desde el fondo de su alma les impulsa al movimiento eterno que es amor.

Ves y descubres (…) tu yo verdadero, que es Cristo, la realidad verdadera de ti en ellos y, habiéndolo encontrado, te unes con él en el hermano. De este modo enciendes una célula del Cuerpo de Cristo, célula viva, focolar de Dios, que tiene el fuego para comunicar a los demás y con éste, también la luz.

Chiara Lubich



Scritti Spirituali/2
Città Nuova, Roma 19972, p. 161
(La traducción es nuestra)

miércoles, 6 de enero de 2010

6 de enero: La luz del Cordero en la ciudad


El ángel me trasportó en espíritu sobre un monte grande y alto y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, resplandeciente de la gloria de Dios.
Su esplendor es similar al de una gema preciosísima, como piedra cristalina.
Los muros de la ciudad se asientan sobre doce basamentos, sobre los cuales están los doce nombres de los doce Apóstoles del Cordero.
No vi ningún templo en ella porque el Señor Dios, el Omnipotente, y el Cordero son su templo.
La ciudad no necesita la luz del sol ni la luz de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
Las naciones caminarán a su luz y los reyes de la tierra llevarán allí dones magníficos.
Sus puertas no se cerrarán jamás durante el día, porque no habrá más noche.
Y llevarán a ella la gloria y el honor de las naciones.
No entrará en ella nada de impuro, ni quien comete horrores o falsedad, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.

Apocalipsis
21, 10-11.14.22-27

martes, 5 de enero de 2010

5 de enero - Una Iglesia que atrae

La Iglesia, como “comunidad de amor”, está llamada a reflejar la gloria del amor de Dios, que es comunión, para atraer a las personas y a los pueblos a Cristo (…).
La Iglesia no crece por proselitismo sino «por “atracción”: como Cristo “atrae a todos a sí” con la fuerza de su amor».
La Iglesia “atrae” cuando vive en comunión, porque los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como él los ha amado (cf Rm 12, 4-13; Jn 13, 34).

Conferencia de Aparecida (2007)

Documento conclusivo
n. 159

lunes, 4 de enero de 2010

4 de enero - Un "nuevo" programa pastoral

Si verdaderamente hemos contemplado el rostro de Cristo, queridos hermanos y hermanas, nuestra programación pastoral se inspirará en el «mandamiento nuevo» que él nos dio: «Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros» (Jn 13,34)(...).
La comunión es el fruto y la manifestación de aquel amor que, surgiendo del corazón del eterno Padre, se derrama en nosotros a través del Espíritu que Jesús nos da (cf. Rm 5,5), para hacer de todos nosotros «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). Realizando esta comunión de amor, la Iglesia se manifiesta como «sacramento», o sea, «signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano».(...). Muchas cosas serán necesarias para el camino histórico de la Iglesia también este nuevo siglo; pero si faltara la caridad (ágape), todo sería inútil.


Juan Pablo II
Novo Millennio Ineunte 42

domingo, 3 de enero de 2010

3 de enero - Cristo en el rostro de la Iglesia

La primera frase de la Constitución sobre la Iglesia aclara inmediatamente que el Concilio no considera la Iglesia como una realidad cerrada en sí misma, sino que la ve a partir de Cristo: «Cristo es la luz de las gentes, y este sacro Concilio, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente que la luz de Cristo, reflejada en el rostro de la Iglesia, ilumine a todos los hombres ... ».
En el trasfondo reconocemos la imagen presente en la teología de los Padres, que ve en la Iglesia la luna, la cual no tiene luz propia, sino que refleja la luz del sol, Cristo. La eclesiología se manifiesta como dependiente de la cristología, ligada a ella. Mas, puesto que nadie puede hablar de Cristo, del Hijo, sin hablar a la vez del Padre y, puesto que no se puede hablar correctamente de Padre e Hijo sin ponerse a la escucha del Espíritu Santo, la visión cristológica de la Iglesia se extiende necesariamente hacia una eclesiología trinitaria (LG 2-4). El discurso sobre la Iglesia es un discurso sobre Dios, y sólo así es correcto.

Card. Joseph Ratzinger
L’ecclesiologia della Costituzione Lumen gentium
Nuova Umanità 22 (2000/3-4) p. 396
(La traducción es nuestra)

sábado, 2 de enero de 2010

2 de enero - Sabiduría y necedad


He perdido bastante tiempo en ir tras las vanidades; he perdido toda mi juventud en ocupaciones inútiles, en cuanto me había lanzado a aprender doctrinas propias de una sabiduría que Dios había definido como necedad.
Luego, un día me pareció despertarme de un sueño profundo. Al volver los ojos a la maravillosa luz de la verdad evangélica, comprendí la inutilidad de la sabiduría de los maestros de este mundo, hecha de nada.
Lloré amargamente entonces mi vida miserable e hice una oración: pedía que se me mostrase una vía que me abriese el acceso a la vida interior.

San Basilio
Epístola 223, 2

1 de enero - Para la vida del mundo

Virgen valiente,
inspira en nosotros fortaleza de ánimo
y confianza en Dios,
para que sepamos superar
todos los obstáculos que encontremos
en el cumplimiento de nuestra misión.
Enséñanos a tratar las realidades del mundo
con un vivo sentido de responsabilidad cristiana
y en la gozosa esperanza
de la venida del Reino de Dios,
de los nuevos cielos y de la nueva tierra.

Tú que junto a los Apóstoles
has estado en oración
en el Cenáculo
esperando la venida del Espíritu de Pentecostés,
invoca su renovada efusión
sobre todos los fieles (...)
para que correspondan plenamente
a su vocación y misión,
como sarmientos de la verdadera vid,
llamados a dar mucho fruto
para la vida del mundo.


Juan Pablo II
Christifideles laici, 64