domingo, 28 de febrero de 2010

28 de febrero - Confiaza plena en cada circunstancia

Hijo mío, cuando te acerques a servir al Señor,
prepárate para la prueba;
Mantén el corazón firme, sé valiente.
No te asustes cuando te sobrevenga una desgracia;
pégate a él, no lo sueltes,
y al final serás enaltecido.
Acepta cuanto te sobrevenga,
aguanta enfermedad y pobreza,
porque el oro se acrisola en el fuego,
y a los elegidos, el horno de la pobreza.
Confía en el Señor, que él te ayudará;
espera en él, y te allanará el camino.
Los que respetáis al Señor, esperad en su misericordia,
y no os apartéis para no caer;
los que respetáis al Señor, confiad en él,
que no retendrá vuestro salario hasta mañana;
los que respetáis al Señor, esperad bienes,
gozo perpetuo y misericordia.


SIRÁCIDES
2,1-9

sábado, 27 de febrero de 2010

27 de febrero - Éxitos y fracasos: siempre "gracias"

Pues trabajas para Dios, ¿cómo es que te sientes desanimado? Mientras más difíciles son las cosas, deberías ser más feliz, precisamente como Juan y Pedro cuando fueron entregados en manos del Sanedrín: «Mas ellos se marcharon del Sanedrín contentos de haber sido ultrajados por amor del nombre de Jesús»; o como Pablo: «Me colman las consolaciones, lleno de alegría en cada tribulación nuestra».
Agradece a Dios por los éxitos y, con un corazón alegre, agradécele igualmente por los fracasos, porque Dios quiere probarte para ver si trabajas por él o por voluntad tuya.
La alegría y el entusiasmo son más difíciles en el momento del fracaso que en tiempos afortunados. Aquellos que son capaces de esto son de verdad unos héroes que se pueden contar con los dedos de la mano.

Card. François-Xavier Van Thuan
Il cammino della speranza
Città Nuova, Roma 2004, pp. 105-106

viernes, 26 de febrero de 2010

26 de febrero - El gran ideal: Jesús crucificado


El gran ideal del alma del sacerdote debe ser Jesús Crucificado, su única aspiración en la tierra ha de ser imitarlo, asemejarse a Él interiormente y exteriormente.

Jesús Crucificado: su libro, su meditación, su ejemplo, su ideal y su amor porque no existe nada más que la locura de la Cruz (…) que estimule el amor divino en el alma.

Este es el precioso talismán del sacerdote santo: Jesús clavado en la Cruz, crucificado sobre el el altar, sobre todo crucificado en su Corazón, con dolores incomprensibles, místicos pero reales.


Conchita Cabrera De Armida
Sacerdoti di Cristo
Città Nuova, Roma 2008, p 369

miércoles, 24 de febrero de 2010

25 de febrero - Venganza de amor



Combatir contra el mal, contra cualquier forma de egoísmo y de odio, y morir a sí mismos para vivir en Dios es el itinerario ascético que todos los discípulos de Jesús están llamados a recorrer con humildad y paciencia, con generosidad y perseverancia. (...)

Podríamos decir que esta actitud interior nos ayuda también a poner mejor de relieve cuál debe ser la respuesta cristiana a la violencia que amenaza la paz del mundo. Ciertamente, no es la venganza, ni el odio, ni tampoco la huida hacia un falso espiritualismo.

La respuesta de los discípulos de Cristo consiste, más bien, en recorrer el camino elegido por él, que, ante los males de su tiempo y de todos los tiempos, abrazó decididamente la cruz, siguiendo el sendero más largo, pero eficaz, del amor.



BENEDICTO XVI
Miércoles de Ceniza
1 de marzo de 2006

24 de febrero - Impulso de reformas sin acusaciones

El hombre “ecclesiasticus” (…) está golpeado por todo lo que paraliza, pesa, hiere el cuerpo entero (…). Sufre por los males internos de la Iglesia. La quisiera, en todos sus miembros, más pura y más unida, más atenta a lo que piden las personas, más activa en su testimonio, más ardiente en su sed de justicia, más espiritual en todo, más distante de cualquier concesión con el mundo y su mentira (…).
Sin nutrir un sueño utópico y sin faltar de acusarse en primer lugar a sí mismo, no se resigna a que los discípulos del Cristo (…) se queden al margen de las grandes corrientes humanas. Ve espontáneamente el bien, se alegra de él, se compromete a hacerlo ver, sin cerrar los ojos, sin embargo, a los defectos y miserias que algunos querrían negar, mientras otros se escandalizan de ello (…).
Sabe que muchas renovaciones son necesarias si se quiere evitar las novedades nefastas y que un impulso de reforma le es natural a la Iglesia (…). Antes de quebrar un impulso, tratará siembre de enderezar su orientación.

HENRI DE LUBAC

Méditation sur l’Eglise
Paris 1968, pp. 205-206

martes, 23 de febrero de 2010

23 de febrero - Hacer nuestros los dolores de la Iglesia

El rostro de la Iglesia, aquí transparente de luz, allí ofuscado por las sombras, debe reflejarse en cada cristiano, en cada grupo de cristianos: lo cual significa que debemos sentir como nuestras no sólo todas las alegrías de la Iglesia, sus esperanzas, sus constantes florecimientos, sus conquistas, sino sobre todo sentir nuestros todos sus dolores: ese de la no plena comunión entre las Iglesias, ese que es punzante de dolorosas situaciones, de contestaciones negativas, de la amenaza de derrumbar tesoros centenarios; ese que es angustioso de tantos que reniegan o no aceptan el mensaje que Dios anuncia al mundo para su salvación. (…)
He pensado que todos los auténticos cristianos deberían ser unos estigmatizados, no ya en el sentido extraordinario y externo, sino espiritual.
Y me pareció comprender que los estigmas del cristiano de nuestros días son precisamente las misteriosas pero reales llagas de la Iglesia de hoy.
Si la caridad de Cristo no se dilata de tal modo que sintamos en nosotros el dolor de estas llagas, no somos como nos quiere Dios.

CHIARA LUBICH
La dottrina spirituale
Città Nuova, Roma 2006, p. 181

lunes, 22 de febrero de 2010

22 de febrero - Acoger la crisis de la alteridad


Los sacerdotes, tanto los jóvenes como los mayores, debemos aprender la necesidad del sufrimiento, de la crisis. Debemos aguantar, trascender este sufrimiento. Sólo así la vida resulta rica. Para mí el hecho de que el Señor lleve por toda la eternidad los estigmas tiene un valor simbólico. Esos estigmas, expresión de los atroces sufrimientos y de la muerte, son ahora sellos de la victoria de Cristo, de toda la belleza de su victoria y de su amor por nosotros.

Tanto los sacerdotes como las personas casadas debemos aceptar la necesidad de soportar la crisis de la alteridad, del otro, la crisis en que parece que ya no se puede convivir.


BENEDICTO XVI
A los sacerdotes de la Diócesis de Albano
31 de agosto de 2006

domingo, 21 de febrero de 2010

21 de febrero - el designio de Dios en las pruebas


Queridísimo y dulcísimo hermano, mientras estés circundado de golpes, mientras estás castigado por los los golpes y la corrección de Dios, no dejes desesperar tu corazón, no se te salga ni un lamento o murmuración. La amargura de la melancolía no te envuelva completamente, la pusilanimidad no te ponga nervioso.
Reine siempre la serenidad en tu rostro y la alegría en tu corazón, y resuene en tu boca el agradecimiento.
Hay que alabar pues, el designio divino que golpea momentáneamente a los suyos con el fin de liberarlos de los flagelos eternos. Deprime para elevar, corta para curar, aterra para aliviar.

San Pedro Damián
Cartas
Libro 8, 6

sábado, 20 de febrero de 2010

20 de febrero - Tesoro en vasos de barro

No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús.
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros. Atribulados en todo más no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, más no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.



SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS
4,5.7-12

viernes, 19 de febrero de 2010

19 de febrero - Existencia sacerdotal, existencia cristiana


El geroglífico de una existencia sacerdotal, a fin de cuentas, no es más misterioso y arduo para ser leído que el de la vida cristiana en general, que como tal es un «estar muertos y resucitados en Cristo», un «ya no vivo yo», una existencia que desciende de la gratitud y está unida al encargo asumido, en cualquier encargo en el cual cada uno pueda encontrarse.


HANS URS VON BALTHASAR
Sponsa Verbi, Esistenza Sacerdotale
Morcelliana, Brescia 1985, p. 405

jueves, 18 de febrero de 2010

18 de febrero - El valor de hablar y de callar

El superior, para hablar, debe estar dotado de humilde autoridad, mientras el inferior debe poseer una libre humildad. Mas, a menudo en los hombres el orden del discurso se confunde.
De hecho, a veces uno habla hinchado de soberbia y cree hablar por la autoridad de la libertad, otro calla por estúpido temor y cree que calla por humildad.
(…)
Aquel pues, si mira a aquellos que le están sujetos sin tener en cuenta a Aquel del cual todos dependen, se ensoberbece y se jacta de su soberbia como si fuese autoridad; éste, en cambio, si teme perder el favor del superior y sufrir por tanto algún perjuicio temporal, esconde lo que piensa y tácitamente, en su interior llama humildad al temor por el cual está subyugado; pero callando, juzga en su corazón a aquel al cual no quiere decir nada, y ocurre que allí donde se considera humilde sea en la manera más grave soberbio.
Por esto se debe distinguir siempre la libertad de la soberbia, la humildad de la timidez, para no confundir humildad con timidez o libertad con soberbia.

San Gregorio Magno
Homilías sobre Ezequiel I
IX 1, 9; 12, 13

miércoles, 17 de febrero de 2010

17 de febrero - La obediencia permite ver


Nunca lograrás ver si no eres obediente …
Si eres sordo a la voz de quien manda, también serás ciego.
Obedece con el afecto del corazón, para poder ver con el ojo de la contemplación …
Dios pone su mirada en el corazón cuando en quien obedece infunde la luz de la contemplación.

San Antonio de Padua
Discursos II

martes, 16 de febrero de 2010

16 de febrero - Libertad de sí mismo

La obediencia es pobreza de sí mismo. Se dice que es la cosa más difícil, porque es más fácil renunciar a algo o alguien que están siempre "fuera" de mi, pero renunciar a sí mismo parece arduo.
Quizás es porque no hemos comprendido lo necesaria y constructiva que es esta renuncia, puesto que los condicionamientos más fuertes de nuestra libertad nos vienen precisamente del apego a nosotros mismos. Porque tendemos, como creaturas que somos, a afirmarnos a nosotros mismos frente a los demás, mientras la ley de la vida es precisamente negarse para afirmar al otro. (…)
¿Qué es a fin de cuentas la obediencia? Es total caridad. Cuando eres totalmente amor, (…) no haces ya tu voluntad sino la del otro, no eliges ya tu iniciativa personal, sino que tratas de promover la iniciativa del otro. Y si por casualidad, el prójimo que tienes al lado o que vive contigo hace lo mismo hacia ti, en este intercambio de amor está el Amor.
Entonces, ya dejó de ser la iniciativa tuya o del otro, tu voluntad o la del otro lo que se pone en evidencia, sino la voluntad de Dios.

Silvano Cola

Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, pp. 74-75

lunes, 15 de febrero de 2010

15 de febrero: El "centro" común de los sacerdotes


Un párroco que viese imprudentemente sólo la propia parroquia y su actividad sacerdotal como orientada únicamente a ella, disminuiría la medida del servicio que presta en el presbiterio de su diócesis. Un obispo que viviese sólo por su diócesis y no se considerase al mismo tiempo obispo de la Iglesia universal, disminuiría también él su servicio.
La relación con el conjunto más grande exige sin duda la obediencia, la sumisión a la “repraesentatio Christi capitis” a través de quien es “superior” a nosotros. Pero eso aún no lo es todo. Lo que compete al sacerdote debe ser tomado en consideración junto a los otros que desarrollan el mismo Ministerio (…) Sólo así queda claro que el sacerdote particular no sustituye al “caput Christi”, sino que reconoce la relatividad de la propia responsabilidad de representación.
Que Cristo actúe como cabeza en el sacerdote, no elimina el hecho de que Cristo está como cabeza de cada sacerdote: Esto toma forma si los sacerdotes dejan entre ellos aquel espacio en el cual emerge Cristo como su centro común.

Klaus Hemmerle
Tra diocesi e Chiesa universale
Internationale Katholische Zeitschrift 1974, n° 1, p. 29

domingo, 14 de febrero de 2010

14 de febrero - La misión de Pedro: servir a la unidad

"Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". A esta inspirada profesión de fe por parte de Pedro, Jesús replica: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino de los cielos". Es la primera vez que Jesús habla de la Iglesia, cuya misión es el cumplimiento del plan grandioso de Dios de reunir en Cristo a toda la humanidad en una única familia.

La misión de Pedro y de sus sucesores consiste precisamente en servir a esta unidad de la única Iglesia de Dios formada por judíos y paganos de todos los pueblos; su ministerio indispensable es hacer que no se identifique nunca con una sola nación, con una sola cultura, sino que sea la Iglesia de todos los pueblos, para hacer presente entre los hombres, (...) la paz de Dios y la fuerza renovadora de su amor. Por tanto, la misión particular del Papa,


Benedicto XVI
Angelus
24 agosto 2008

viernes, 12 de febrero de 2010

13 de febrero - Una relación de hijos

La obediencia, en el seno de la Iglesia y de las comunidades eclesiales, adquiere la dimensión de servicio para la edificación del único cuerpo.

Obedecer al obispo es obedecer a quien es instrumento de Dios para la salvación, es obedecer a Dios mismo. San Ignacio de Antioquía escribe: "Sé que vuestros santos presbíteros no han abusado del aspecto juvenil de vuestro obispo, mas como personas que tienen el sentido de Dios, se someten a él, más aún, no a él sino al Padre de Jesucristo que es el obispo universal" (Ad Magn. 3, 1).

Y San Jerónimo: "Sométete al obispo y considéralo el padre de tu alma. Los hijos aman; son los siervos los que tienen temor" (Cartas 52,7).



SILVANO COLA
Scritti e testimonianze
Gen's. Grottaferrata 2007, p.87

12 de febrero - Como las cuerdas a la lira



Más que nadie [el obispo], tiene la gracia de comprender las necesidades de la Iglesia local de la cual él es fundamento y pastor
Es amando sinceramente a su propio obispo, es haciéndose completamente uno con él, es ofreciéndose disponible y obediente a él, como hizo Jesús con su Padre, como el sacerdote comprenderá la manera de ejercer mejor su ministerio y el cómo encargarse con el obispo de las necesidades de la diócesis. (…)
Que se pueda repetir para los sacerdotes el elogio de San Ignacio de Antioquía a los Efesios: «Vuestro colegio presbiteral, justamente famoso, digno de Dios, está armónicamente unido al obispo como las cuerdas a la lira».

Chiara Lubich
Il sacerdote oggi, il religioso oggi
Gen’s 12 (1982/6) p. 5

jueves, 11 de febrero de 2010

11 de febrero: Divinizarse en la unidad


El mal del mundo, como el de las almas y de la Iglesia en sus sacerdotes, proviene solo de la falta de unidad, del hecho de que se separan de su centro para lanzarse sobre otros espejismos, (...) porque se alejan de su base esencial, de aquello que debe ser su único centro ¡La unidad!
El florecer que caracteriza a la Iglesia es la unidad: esa unidad desconocida por muchos y por otros poco apreciada, que constituye en cambio el reflejo de la divinidad y que no es sólo uno de los atributos de Dios, sino mucho más: ¡Es la esencia misma de Dios, la unidad!
Por lo tanto, si los sacerdotes quieren ser coherentes con su fin, con su vocación divina, deben divinizarse en la unidad.
Yo sueño con la perfección de esta unidad de los sacerdotes. Unión de obediencia, sí; pero aún más, unión de sentimientos, de almas, de deseos por la gloria de Dios.

Concepción Cabrera de Armida
Sacerdoti di Cristo
Cità Nuova, Roma 2008, p. 469

miércoles, 10 de febrero de 2010

10 de febrero: El presbiterio, fuerza de unión


La unión entre los presbíteros y los obispos es particularmente necesaria en nuestros días, dado que hoy , por diversos motivos, las empresas apostólicas no sólo deben revestir múltiples formas, sino también trascender los límites de una parroquia o una diócesis.
Ningún presbítero está por tanto en condición de realizar a fondo la propia misión si actúa solo y por cuenta propia, sin unir las propias fuerzas a aquéllas de los otros presbíteros, bajo la guía de aquéllos que gobiernan la Iglesia
(…)
Cada uno de los presbíteros está, por tanto, ligado a los hermanos con el vínculo de la caridad, de la oración y de la colaboración en las formas más diversas, manifestando así aquella unidad con la cual Cristo quiso que los suyos fuesen una sola cosa para que el mundo sepa que el Hijo ha sido enviado por el Padre.

Concilio ecumenico Vaticano II
Presbyterorum ordinis 7-8

martes, 9 de febrero de 2010

9 de febrero: La forma comunitaria del Ministerio


El ministerio sacerdotal tiene una "radical forma comunitaria" y puede ser asumido sólo como una "obra colectiva".
(...)
El ministerio de los presbíteros es sobre todo comunión y colaboración responsable y necesaria al ministerio del Obispo, en la solicitud por la Iglesia universal y por cada Iglesia particular, al servicio de las cuales ellos constituyen con el Obispo un único presbiterio.
Cada uno de los sacerdotes, sea diocesano o religioso, está unido a los otros miembros de este presbiterio, sobre la base del sacramento del Orden, por particulares vínculos de caridad apostólica, de ministerio y de fraternidad.
De hecho, todos los presbíteros, diocesanos o religiosos, participan del único sacerdocio de Cristo Cabeza y Pastor,"trabajan por la misma causa, la cual es la edificación del Cuerpo de Cristo, la cual exige múltiples funciones y nuevas adaptaciones, sobre todo en estos tiempos", y se enriquece en el curso de los siglos con siempre nuevos carismas.


Juan Pablo II
Pastores dabo vobis, 17

domingo, 7 de febrero de 2010

7 de febrero - Renuncia a la autonomía


En el Evangelio de Juan encontramos muy a menudo estás palabras de Jesús: «Lo que yo os digo no viene de mí sino del Padre ..., las obras que yo hago no son mías sino del Padre ...».
Jesús parece renunciar a toda autonomía frente al Padre; pierde toda autonomía, mas es Jesús, esa persona humano-divina, encarnada en la historia, aparentemente condicionada por la cultura y por las estructuras del tiempo, pero realmente libre, tanto que fue capaz de ofrecer la propia vida y morir "por" la humanidad.
Y nadie tiene amor más grande,es decir, nadie es tan cercano a la perfección de Dios, como quien da la vida por los demás. Ahora bien, el dar la vida implica el desapego de sí mismos y de las personas, renunciar a los propios bienes y a las propias ideas, a la propia cultura, a la propia formación espiritual, a las propias iniciativas. En fin, vivir los consejos evangélicos. (…)
¿Qué es entonces la obediencia sino pobreza: no ser, y no tener? ¿Qué es la obediencia sino castidad, es decir ser sencillos, privados de apegos a sí mismos y a los demás y a las cosas?

Silvano Cola
Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, p. 75

sábado, 6 de febrero de 2010

6 de febrero - Transparencia de Jesús


Los presbíteros son llamados a prolongar la presencia de Cristo, único y supremo Pastor, siguiendo su estilo de vida y siendo como una transparencia suya en medio del rebaño que les ha sido confiado. (...)

Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor, proclaman con autoridad su palabra; renuevan sus gestos de perdón y de ofrecimiento de la salvación, principalmente con el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía; ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo en el Espíritu. En una palabra, los presbíteros existen y actúan para el anuncio del Evangelio al mundo y para la edificación de la Iglesia, personificando a Cristo, Cabeza y Pastor, y en su nombre.



Juan Pablo II
Pastores dabo vobis, 15

viernes, 5 de febrero de 2010

5 de febrero- El significado y la realidad


El clero debe predicar la Palabra, pero la predicación no es la forma de la Palabra de Dios, sino sólo su mediación. el Evangelio no sirve a la predicación y no es una mina y un tesoro de citaciones para el orador desde el púlpito, la predicación tiene en cambio una función introductoria al Evangelio, como es en sí mismo.
Lo mismo vale para el catecismo y para todos los demás expedientes de la instrucción cristiana (…).
Lo mismo vale, desde otro plano, igualmente para la liturgia en su totalidad y en sus elementos particulares: por muy importante que sea que el pueblo cristiano celebre de manera digna el memorial de la pasión de Cristo, es igualmente esencial (…) que éste, a través de todas las ceremonias, encuentre enseguida el significado y la realidad y no vea nunca en el factor ceremonial, por bello y digno que pueda ser, la meta y el fin.

Hans Urs von Balthasar
Sponsa Verbi, Esistenza Sacerdotale
Morcelliana, Brescia 1985, p. 403
(La traducción es nuestra)

jueves, 4 de febrero de 2010

4 de febrero - El "yo" del sacerdote en el "yo" de Cristo

En la Eucaristía Cristo se dona totalmente a sí mismo por nosotros. (…) Ahora bien, esta ofrenda de sí, quiere confiarla a nosotros,sus amigos, los sacerdotes. Hagan ustedes por la Iglesia, hagan ustedes por la humanidad, lo que yo he hecho. Yo me entrego a ustedes de manera que sean ustedes el gesto vivo y continuo de mi entrega. Actúen en mi persona, actúen de tal manera que yo mismo actúe en ustedes. (…)
El sacerdote entonces, podrá ser tal sólo sólo si habita en la intimidad de Cristo, unido totalmente a su vida y a su amor; y si por esta unión suya con Cristo, también él llega a ser el despojado de sí mismo, el mínimo, el pobre, el casto.
Cuando el sacerdote dice "yo", debe identificarse con el yo de Cristo, porque Cristo mismo quiere decir "yo" en él.

Klaus Hemmerle
Il sacerdote oggi
Gen’s 12 (1982/6) p. 11

miércoles, 3 de febrero de 2010

3 de febrero - Sacramento del origen


En la Iglesia cada uno viene de Cristo, por haber sido bautizado en él y por haber recibido el don de su Espíritu. Cada uno lleva consigo - al menos cuando da testimonio de lo que fue puesto como base - a Jesucristo, lleva Jesucristo a la comunidad eclesial. Por lo tanto, cada uno es en cierto modo "punto de partida" de la Iglesia.(…)
Mas, esto no hace para nada superflua la repraesentatio Christi capitis (“presencia” de Cristo cabeza) para la unidad de la Iglesia (…). Una representación donada a la Iglesia para mantenerla vinculada con el origen y en la unidad, como sacramento de este origen.

Klaus Hemmerle
Entre diócesis e Iglesia universal
Internationale Katholische Zeitschrift 1974, n° 1, p. 29

martes, 2 de febrero de 2010

2 de febrero - María, guardiana de la libertad y la igualdad


Para una madre, los hijos son sencillamente hijos, antes y más allá de sus tareas y roles; para María los miembros de Cristo son sencillamente el hijo suyo, ése que fue aceptado al pie de la cruz (cf Jn 19, 26), antes y más allá de lo que tendrán que hacer en la distinción de sus tareas, en y para la Iglesia.
Diría que en María resplandece el ser en su pureza, de donde brota el hacer – la multiplicidad en el obrar –, pero que, como el ser, no se agota en las obras ni se identifica en ellas.
Ella, con el Padre, es la guardiana de la libertad y de la igualdad dentro del pueblo de Dios. (…) Igualdad que no es aplastamiento porque tiene su fuente en la vida trinitaria, donde cada uno de los Tres es el Único y, por lo tanto, igual a los Otros Dos, pero en una existencia irrepetible.

Giuseppe Maria Zanghí
Dio che è Amore
Città Nuova, Roma 20043, pp. 139.141

lunes, 1 de febrero de 2010

1 de febrero - Todos miembros de los otros


Ciertamente toda la Iglesia de Dios está estructurada en grados jerárquicos, distintos de manera que los diversos miembros constituyan. Mas «todos – como dice el Apóstol – somos en Cristo una cosa sola», por lo cual ninguno está despegado de la función asignada al otro y, no existe parte por pequeña que sea que no esté en contacto directo con la cabeza.
Es pues, sobre la unidad de la fe y del bautismo, o mis amados, donde se fundan el divisible vínculo social que existe entre nosotros y la dignidad que a todos nosotros nos pertenece,según la expresión tan autorizada y santa del apóstol san Pedro: «Y vosotros también, como piedras vivas, construíos en modo de formar una casa espiritual, un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, gratos a Dios,por medio de Jesucristo»; y más adelante: «Pero vosotros sois estirpe elegida, sacerdocio real, nación sacra, pueblo de redimidos»

San León Magno
Homilías 4, 1

31 de enero - El Dios de la juventud y de la alegría


Dos son los principales engaños con los cuales el demonio quiere alejar a los jóvenes de la virtud.
El primero es ponerles en la mente que el servir al Señor consista en una vida melancólica y alejada de toda diversión y placer. No es así, queridos jóvenes. Yo quiero enseñarles un método de vida cristiano, que sea al mismo tiempo alegre y contento, mostrándoles cuáles son las verdaderas diversiones y los verdaderos placeres, para que puedan ustedes decir con el santo profeta David: sirvamos al Señor en santa alegría, servite Domino in laetitia. (…)
El otro engaño es la esperanza de una larga vida con la comodidad de convertirse en la vejez o al borde de la muerte. (…) ¡Quién nos asegura poder llegar a viejos? Habría que tener un pacto con la muerte para que nos espere hasta ese tiempo, pero la vida y la muerte están en las manos del Señor. Que si Dios les concediese una larga vida, escuchen lo que les dice: el camino que un hijo tiene en la juventud, se continúa en la vejez hasta la muerte. (…) Si nosotros comenzamos ahora una vida buena, buenos seremos en los avanzados años, buena nuestra muerte y principio de una eterna felicidad.

San Juan Bosco
Opere Edite/2
LAS, Roma 1976, pp. 185-188

30 de enero - El Espíritu lleva al valor esencial

Vivimos en una época en la cual el Espíritu, desde varias partes, parece romper determinados esquemas, como los cerrados clasismos espirituales, pequeños mundos casi incomunicantes en el mundo histórico-social de la existencia; en la cual, digamos que en una sociedad crecida en la distinción de organismos en busca de su propia individualidad y con finalidades particularistas, el Espíritu trata de llevar de nuevo a la creatura humana al valor esencial al cual Dios, a través de Jesús, a dado una prioridad absoluta: la relación de amor-comunión entre persona y persona, entre familias religiosas, entre religiosos y clero diocesano, entre el “estado de perfección” y aquel que Igino Giordani llamó el “proletariado del espíritu”. (…)
Dios es comunión trinitaria, y con los hombres creados por él no tiene otro fin que constituirlos en una comunión semejante la suya.

Silvano Cola
Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, p. 56