Vivimos en una época en la cual el Espíritu, desde varias partes, parece romper determinados esquemas, como los cerrados clasismos espirituales, pequeños mundos casi incomunicantes en el mundo histórico-social de la existencia; en la cual, digamos que en una sociedad crecida en la distinción de organismos en busca de su propia individualidad y con finalidades particularistas, el Espíritu trata de llevar de nuevo a la creatura humana al valor esencial al cual Dios, a través de Jesús, a dado una prioridad absoluta: la relación de amor-comunión entre persona y persona, entre familias religiosas, entre religiosos y clero diocesano, entre el “estado de perfección” y aquel que Igino Giordani llamó el “proletariado del espíritu”. (…)
Dios es comunión trinitaria, y con los hombres creados por él no tiene otro fin que constituirlos en una comunión semejante la suya.
Silvano Cola
Scritti e testimonianze
Gen’s, Grottaferrata 2007, p. 56
17 maggio - Croce, libro di sapienza
Hace 14 años
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