jueves, 1 de octubre de 2009

1° de octubre - Mi vocación es el amor



Siento la vocación de sacerdote. ¡Con qué amor, Jesús te llevaría en mis manos cuando, al conjuro de mi voz, bajaras del cielo...! ¡Con qué amor te entregaría a las almas...! Pero, ¡ay!, aun deseando ser sacerdote, admiro y envidio la humildad de San Francisco de Asís y siento en mí la vocación de imitarle renunciando a la sublime dignidad del sacerdocio. (…)
La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto de diferentes miembros, no podía faltarle el más necesario, el más noble de todos ellos. Comprendí que la iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor.
Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre...
Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo...
Entonces,al borde de mi alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, amor mío..., al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor...!
...En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor.

Santa Teresa di Lisieux
Obras completas, Burgos 1988, 259-261

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