Cada parroquia tiene sus tesoros. los verdaderos tesoros son los pobres, los atribulados, los sufrientes, los enfermos y todas aquellas almas en las cuales el Espíritu Santo ha infundido copiosamente sus dones, de tal manera que ellos viven una vida de sufrimiento y oración.
(...)
Cada pastor bueno debe saber valorizar y hacer brotar el fruto pastoral de estos "tesoros" para su ministerio, parala salvación de las almas que le son confiadas.
Queremos en particular referirnos a los enfermos. Cada parroquia tiene sus enfermos. Enfermos crónicos que se consumen lentamente como las candelas y que esperan, crucificadas en sus lechos, la última hora de sus vidas; enfermos transitorios, enfermos ocasionales, etc.
El sacerdote, según el ejemplo de Jesucristo Maestro, que ha privilegiado a los pobres y enfermos, debe reservar sus preferencias para estos hijos suyos: "Estuve enfermo y me visitaste"
Don Alberione ai sacerdoti
Vita pastorale (Supplemento) 1996, p. 101.
(La traducción es nuestra)
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