domingo, 18 de octubre de 2009

19 de octubre - Razón de fecundidad

Jamás ninguno de nuestros auténticos misioneros se ha aventurado a la misión sin haber profundizado en sus meditaciones el misterio de la divina Redención, la cual, como no se obró sin la cruz de Jesús, así sin las cruces y los sufrimientos de sus apóstoles no continúa obrándose en las almas.
Sobre este punto, debemos tener definitivamente los mismos sentimientos de nuestro Señor si queremos ser sus misioneros genuinos y veraces. «Tened en vosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús... el cual para glorificar al Padre y salvar las almas se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz» (Fil 2, 5.8). (…)
Los hijos no se paren sin dolor. Fue muriendo en la cruz como Jesús nos parió a la vida eterna; fue a los pies de la cruz donde María llegó a ser nuestra madre. En el orden sobrenatural el dolor y, a menudo la muerte, son razón de fecundidad.


Beato Paolo Manna
Virtù apostoliche
Bologna 1997, pp. 223-224
(La traducción es nuestra)

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