A diferencia de los demás, el sacerdote está entre los hombres como el inmolado, que pertenece a todos: un esclavo público, para el uso de la comunidad. (…)
Encarna la paradoja social del cristianismo, en el cual el más humilde es el más alto y quién manda más, sirve más.
Igino Giordani
Cattolicità
Morcelliana, Brescia 1938, p. 216
(La traducción es nuestra)
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